Aborto y políticas públicas (I)
Josep Miró i Ardèvol
La mano de Dios. Autobiografía y conversión del llamado "rey del aborto"
Bernard Nathanson

 

 

Arquitectos de la cultura de la muerte
Donald De Marco, Benjamin D. Wike

 

 

Sin Excusas
Kyle Maynard

 

 

        El aborto en España ya ha superado la cifra de 100 mil casos al año, de manera que es uno de los países de Europa donde todavía crece, y más rápidamente.

        No es a causa de la inmigración. En otros países de igual o superior impacto inmigratorio, como EEUU se viene reduciendo desde el inicio de la década de los años noventa.

        Ni tampoco es porque partamos de magnitudes pequeñas, primero porque la dimensión ya es alta, segundo porque países con tasas en el pasado todavía menores que la nuestra, como Austria, también la han reducido.

        Tampoco es debido a una generación más numerosa de jóvenes. Al contrario, los baby boomers españoles están en vigilia de la edad de jubilación y componen la franja de población madura.

        Hoy, el aborto ya significa uno de cada cinco nacimientos, y a este ritmo representará uno de cada tres en la próxima década. Esta situación determina que el aborto es un problema político de primera magnitud, en un país, donde además, tiene en la demografía, es decir, en la falta de nacimientos y el envejecimiento de la población, su principal problema a medio y largo plazo.

1. El aborto es dañino.

        Nadie proclama que el aborto sea un bien. Existe un claro consenso en que es un daño. Sobre este fundamento racional y ético debería asentarse toda política pública. Es un daño.

        - Para el que ha de nacer. Porque ve suprimido el mayor bien al que puede aspirar, el de la vida. Desde una perspectiva humana la nada no tiene ningún potencial de racionalidad. El aborto es un acto irreversible que condena a un ser humano a la muerte. La vida en la reproducción sexual surge a partir de la fecundación del óvulo, en el caso de la especie humana. Lo que se forma es una vida humana dotada de una doble especificidad: la genotípica, fijada desde el momento de la fecundación, y la fenotípica, por interacción con el medio. Un proceso que también se inicia entonces y no cesa hasta la muerte. El periodo de vida del ser humano no nacido, en el seno de la madre, forma parte del proceso de desarrollo de su vida, que es única e irrepetible.

        - Para la mujer. El daño a la mujer es una consecuencia del aborto. Puede llegar a ser físico, porque comporta un riesgo, pero sobre todo puede ocasionar un daño psicológico grave.

        - Para la sociedad. En términos de capital humano el valor en la generación de renta de un español a lo largo de su vida activa es de 440.000 euros. Este, es, como es lógico un valor medio que fluctúa según el nivel de estudios. De aquella magnitud se produce la renta disponible que se aplicará a la compra de bienes y servicios y a la inversión, y constituye la fracción mayor de la demanda. También vía impuestos aprovisionará la financiación del estado y hará posible su actuación en el ámbito central, autonómico y local. Permite atender la demanda sanitaria, de educación, social, les inversiones en infraestructuras, en policía y justicia. En definitiva, determina la disponibilidad de capital público. Finalmente, otra parte de estos ingresos permite financiar el sistema público de pensiones, a través de las cuotas a la Seguridad social. El aborto significa una pérdida de esta renta muy importante, determinada a medio y, sobre todo, a largo plazo, y tiene una importancia estratégica en un país donde la Seguridad social presentará quiebra en torno del 2020. Un debate sobre el aborto hace necesario incorporar esta dimensión económica.

2. Las políticas públicas se crean para reducir los daños de los comportamientos sociales inadecuados y sus causas.

        - Atendiendo al impacto dañino del aborto y vista la evolución en nuestro país, una nueva legislación sobre el aborto debería tener como finalidad su reducción progresiva y la actuación sobre las causas que lo generan. Ante comportamientos sociales que se extienden y que tienen efectos no deseables para la sociedad, las políticas públicas tienen como fin reducirlos. Así se ha hecho con los accidentes de tráfico, el hábito de fumar. Así se hace desde siempre con el fraude fiscal. El hecho de que un acto dañino esté extendido e incluso socialmente aceptado, no sirve de excusa para no establecer políticas públicas de restricción, porque no es la extensión de la práctica, sino el daño, el que guía la acción política. Los ejemplos se multiplican: centenares de miles de hombres están procesados por faltas o delitos relacionados con la violencia de género. Su abundancia, que colapsa los juzgados, no ha sido suficiente razón para revisar la legislación. La drogadicción ha crecido y mucho, voces se alzan pidiendo su legalización, pero nunca ha sido aceptada. ¿Por qué el aborto es la práctica dañina que se pretende exceptuar del criterio general?

        - Ante causas que comportan daños sociales las políticas públicas aplican leyes restrictivas. Por tanto la legislación ha de ser revisada pero en términos de disuadir, reducir, hacer más difícil el aborto. Las leyes permisivas favorecen la práctica del fenómeno que tratan, las restrictivas lo encauzan y reducen si se aplican. Una ley permisiva envía el mensaje, hace pedagogía trivializadora del aborto. Una legislación restrictiva enmarca la gravedad y trascendencia del hecho.

        - Llevan a cabo campañas informativas dirigidas a mostrar las características del daño y sus consecuencias. La forma de luchar contra la falta de responsabilidad en la conducción, la bebida, el hecho de fumar, ha demostrado el hecho en sí y sus consecuencias. Por el contrario, esta realidad se oculta incluso en las clases de sexualidad.

        - Las políticas públicas fomentan las conductas opuestas a las causantes del daño. Si un comportamiento provoca daño las políticas públicas no deberían fomentar las conductas de riesgo, al contrario deberían impulsar aquellas que evitan o frenan el riesgo de manera completa, sin guiarse por creencias ni apriorismos ideológicos. La cuestión de fondo es que favorecerían reducir el número de abortos y más allá, también, favorecerían lo que tanto se necesita, la natalidad.