CAPÍTULO
III Pbro. Dr. Raúl Lanzetti www.iglesia.org |
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Los
comienzos en Galilea Durante este período tiene lugar la llamada al seguimiento permanente de Pedro, Andrés, Santiago y Juan (Mt 4, 18-22; Mc 1, 16-20). Posteriormente, durante una reunión sabatina de la sinagoga, realiza el primer exorcismo (Mc 1, 23-28; Lc 4, 33-37). El hecho le ganó fama inmediata en toda la región. Al volver a la casa cura a la suegra de Pedro (Mt 8, 14-15; Mc 1, 29-31; Lc 4, 38-39); y por la tarde, al caer el sol para no violar el sábado, le traen los enfermos y poseídos de la ciudad y hace numerosas curaciones y exorcismos (Mt 8, 16-17; Mc 1, 32-34; Lc 4, 40-41). Al día siguiente se levanta muy temprano y va a orar a un lugar solitario (Lc 4, 42a; Mc 1, 35). Se ve que ya había hecho esto mismo en otras ocasiones, ya que Simón y sus compañeros lo encuentran enseguida. Jesús les hace entonces la invitación de ir a otras aldeas (Lc 4, 42b-43; Mc 1, 36-38). Acto seguido da comienzo la primera recorrida de evangelización (Mt 4, 23; Mc 1, 39; Lc 4, 44). Los relatos coinciden en señalar que Jesús enseñó en las sinagogas exclusivamente; hasta que tuvo lugar la curación del leproso (Mt 8, 2-4; Mc 1, 40-45; Lc 5, 12-16). A partir de este momento comenzó a reunir a las multitudes en lugares abiertos: montes, llanuras u orillas del mar. La
permanencia en Cafarnaún Los episodios fueron los siguientes: la curación del siervo del centurión (Mt 8, 5-13; Lc 7, 1-10); las exigencias del discipulado permanente (Mt 8, 18-22; Lc 9, 57-60); la tempestad calmada (Mt 8, 23-27; Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25) durante la travesía por mar hacia Kursi; el gran exorcismo de Kursi (Mt 8, 28-34; Mc 5, 1-21; Lc 8, 26-40); la curación del paralítico (Mt 9, 1-8; Mc 2, 1-12; Lc 5, 17-26), que revela el poder de perdonar los pecados que tuvo Jesús y que introduce el tema de la llamada a Mateo; la vocación de Mateo (Mt 9, 9; Mc 2, 13-14; Lc 5, 27-28); los diálogos que tuvieron lugar posteriormente durante el banquete en lo de Mateo (Mt 9, 10-17; Mc 2, 15-28; Lc 5, 29-39); los milagros de la hemorroísa y de la hija de Jairo (Mt 9, 18-26; Mc 5, 22-43; Lc 8, 41-56); y, por último, la curación de dos ciegos y de un endemoniado mudo (Mt 9, 27-34). Es posible que por esta época haya llegado a una quincena el número de los discípulos comprometidos en el seguimiento permanente del Señor; y que Jesús haya elegido a doce de ellos para que vivieran con El (cf Mc 3, 13-19; Lc 6, 12-16). Estos serían, al menos en buena medida, los que más tarde formarían el grupo de los Doce apóstoles. También pudo tener lugar en esta época ese sermón en una llanura, del que toma pie Lucas para insertar su versión del sermón del monte o discurso evangélico (cf Lc 6, 17-49). Por
la segunda Pascua en Jerusalén |
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