DEVOCIONES A SAN JOSÉ

Oración a San José

 

San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y de su Madre Santísima; la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a Jesús y María. Amén.

A San José para santificar el trabajo

 


¡Oh glorioso San José, modelo de todos los que se consagran al trabajo! Alcanzadme la gracia de trabajar con espíritu de penitencia en expiación de mis pecados; de trabajar a conciencia poniendo el cumplimiento de mi deber por encima de mis naturales inclinaciones; de trabajar con reconocimiento y alegría, mirando como un honor el desarrollar, por medio del trabajo, los dones recibidos de Dios. Alcanzadme la gracia de trabajar con orden, constancia, intensidad y presencia de Dios, sin jamás retroceder ante las dificultades; de trabajar, ante todo, con pureza de intención y con desprendimiento de mí mismo, teniendo siempre ante mis ojos las almas todas y la cuenta que habré de dar del tiempo perdido, de las habilidades inutilizadas, del bien omitido y de las vanas complacencias en mis trabajos, tan contrarias a la obra de Dios. Todo por Jesús, todo por María, todo a imitación vuestra, ¡oh Patriarca San José! Tal será mi consigna en la vida y en la muerte. Amén.

Dolores y Gozos San José

 


Primero Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18)
El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21).

Segundo Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11).
Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre (Lc 2,16).

Tercero Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno (Lc 2,21).
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).

Cuarto Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido puesto... como signo de contradicción... para que se descubran los pensamientos de muchos corazones (Lc 2, 34-35).
Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones (Lc 2, 30-31).

Quinto El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo (Mt 2,13).
Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: «De Egipto llamé a mi hijo» (Mt 2,15).

Sexto El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá (Mt 2, 21-22).
Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno (Mt 2,23).

Séptimo Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca (Lc 2, 44-45).
Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas (Lc 2,46).

 
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