España realiza el primer trasplante de riñón en cadena entre donantes vivos

ABC

Con la Vida en los Talones: historias de superación y esperanza
Jesús Poveda y Silvia Laforet

        No sabemos su nombre, tampoco su edad exacta (aunque por la apariencia de sus manos podría rondar los sesenta), pero se ha convertido en un héroe para otras cinco personas. Gracias a este «buen samaritano» se ha podido realizar en España la primera cadena de trasplante de riñón entre vivos.

        En su caso, la figura bíblica cobra más sentido que nunca pues el donante iniciador de la cadena es «un hombre de Dios», miembro de una congregación religiosa.

        El religioso catalán se puso en contacto con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) cuando se enteró de que se podía donar un riñón en vida sin importar a quién iba destinado. Tras pasar las pruebas físicas y psicológicas y dar su consentimiento ante un juez, la ONT buscó la mayor cadena que se pudiera realizar. Seleccionaron a dos parejas del programa de trasplante renal cruzado, una catalana y otra andaluza, y a una sexta persona, el último eslabón, que llevaba tres años esperando un riñón de donante fallecido.

        La cadena comenzó el 6 de abril en la Fundación Puigvert, donde el religioso donó su riñón al marido de la pareja catalana, la esposa donó su órgano al marido de la pareja andaluza, cuya mujer donó a su vez su riñón a una paciente de la lista de espera de trasplantes. Todas las intervenciones se realizaron el mismo día y a la misma hora y fue el órgano el que viajó desde Barcelona hasta el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, y no el donante, en un jet que tarda unos 45 minutos. Tanto los donantes como los receptores ya han recibido el alta y se encuentran bien de salud.

Los motivos del «buen samaritano»

        La idea de donar un riñón a un extraño no surgió de un día para otro. Hace años, el religioso catalán estuvo preso en una cárcel de un país latinoamericano, «por razones administrativas, que no delictivas», como matiza él mismo en un vídeo en el que no se le puede ver el rostro (los donantes son siempre anónimos); donde se hablaba del tráfico de órganos humanos. «Este fue el punto de partida y de reflexión profunda que me ha llevado a la donación del riñón», asegura este hermano barcelonés.

        Cuando le preguntan como se siente tras la donación, bromea: «Personalmente, me siento más ligero». Chistes aparte, este «buen samaritano», afirma que «la calidad y el sentido de esta donación suepera con creces cualquier agradecimiento». «Soy religioso y dando recibo muchísimo más que el que recibe», puntualiza.

        Para hacer entender los motivos que le han llevado a realizar un acto tan generoso, ha puesto de ejemplo a Teresa de Calcuta: «En una entrevista, el periodista le dijo que no haría el trabajo que ella hacía ni por un millón de dólares, a lo que la religiosa contestó que ella tampoco lo haría, pues lo hacía por amor a Dios». «A mí me ocurre lo mismo, solo que ella dedicó toda la vida y yo solo unos días», señala.

        No es el único que ha mostrado su disposición a convertirse en «buen samaritano». Desde que la ONT anunció su intención de desarrollar esta nueva forma de donación, se han presentado 35 voluntarios, aunque 18 ya han sido descartados por contraindicaciones médicas. El perfil de este tipo de donante es «muy difuso», apunta el director de la ONT, Rafael Matesanz, puesto que hay personas de todas las edades, desde los 18 a los 69 años, hombres y mujeres y de distintas religiones.

Programa de trasplante renal cruzado

        Este tipo de donaciones con «buenos samaritanos» ya se realizan en otros países como Holanda, Reino Unido y Estados Unidos y «multiplica por 10 las posibilidades de realizar combinaciones compatibles», como ha señalado Luis Guirado, nefrólogo de la Fundación Puigvert.

        La ONT cuenta con un programa de trasplante renal cruzado en el que hay un total de 13 centros adscritos y en el que pueden inscribirse aquellos enfermos renales que necesiten un trasplante y tengan una pareja o familiar que estén dispuestos a donar pero no sean compatibles. Hasta el momento, se han apuntado un total de 62 parejas y se han podido realizar cuatro trasplantes en cadena, todos ellos sin un «buen samaritano».

        Además, apunta Matesanz, la donación en vivo de riñón tiene un riesgo muy bajo para el que dona. «Si el donante no tiene ningún factor de riesgo, ni siquiera hipertensión u obesidad, la posibilidad de desarrollar insuficiencia renal al quedarse con un riñón es muy baja o nula», ha explicado. De hecho, asegura, «la supervivencia de donantes es mayor que la de la población general, no porque sea sano donar un riñón, sino porque son personas muy bien seleccionadas».