Una “célula artificial” y muchos hijos abortados

Fernando Pascual
Con la Vida en los Talones: historias de superación y esperanza
Jesús Poveda y Silvia Laforet

        Toca a los científicos aclarar y hacer comprender lo que se ha convertido en una noticia mundial: la producción en laboratorio de una célula (bacteria) sintética en Estados Unidos, según publicó la revista Science en mayo de 2010.

        Mientras la discusión entre quienes aplauden la nueva conquista de la ciencia como benéfica para la humanidad y para el planeta, y quienes piden prudencia y muestran motivos más o menos serios para no interferir desde los laboratorios en los complejos equilibrios de la vida, en cientos de clínicas mueren, cada día, miles de seres humanos por culpa del aborto.

        Algo no funciona en un mundo que invierte dinero en investigaciones de vanguardia y que presta una enorme atención a lo que descubren científicos renombrados, mientras ve con indiferencia tantos lugares que se han convertido en auténticas industrias de muerte, en centros de destrucción continua de unos hijos incapaces de defenderse por sí mismos.

        Es cierto que no hay que mezclar asuntos diferentes. Una cosa es la investigación, capaz de descubrir, por ejemplo, vacunas benéficas e instrumentos poderosos para cultivar la tierra y disminuir el hambre. Otra cosa distinta es el mal uso que algunos puedan hacer de los conocimientos científicos y de los instrumentos de laboratorio, por ejemplo cuando se usan conocimientos médicos para difundir artificialmente epidemias o para provocar abortos.

Difícil de entender

        Pero también es cierto que algo va mal en nuestras sociedades si damos tanta importancia a noticias sobre descubrimientos que causan admiración mientras dejamos en una trágica zona de penumbra hechos como el aborto, la muerte de miles de niños por falta de alimentos, la propagación continua de la malaria entre millones de seres humanos, la desesperación de quienes no reciben las medicinas básicas para enfermedades “ordinarias”.

        Mientras intentamos comprender un poco cada nuevo descubrimiento de la ciencia, especialmente en el campo de la ingeniería genética; mientras los científicos precisan el sentido y la importancia de la “nueva bacteria” anunciada en mayo de 2010, es urgente abrir los ojos y el corazón para reconocer que, tal vez muy cerca de nosotros, hay quienes esperan una mano amiga y un gesto de justicia. Será entonces posible construir un mundo menos cínico ante la eliminación de inocentes y más dispuesto a socorrer a los más necesitados e indefensos.