Cirugía plástica y estética
Antonio Bazán
Clínica Universitaria
Universidad de Navarra
Publicado en: Universidad de Navarra
Lo que esta mal en el mundo

 

La frontera es imprecisa

        La Medicina es una ciencia muy amplia, extensa, con múltiples áreas de especialización que, más o menos, todos los ciudadanos conocemos. Nadie dudaría en decir cuál es el campo de actuación de la Neurología, la Urología, la Ginecología o, en general, de la mayoría de las especialidades médicas. Sin embargo, al hablar de la Cirugía Plástica, con cierta frecuencia nos encontramos ante, al menos, dos situaciones peculiares: en primer lugar, no resulta fácil definir qué hace la Cirugía Plástica, cuál es su ámbito de actuación; en segundo, y quizás lo más común, suele asociarse el concepto de cirugía plástica casi práctica y exclusivamente con Cirugía Estética, lo cual es un reduccionismo peligroso.

        La denominación oficial de la especialidad es Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. Términos como Cirugía estética (aisladamente), cirugía o medicina cosméticas u otros similares carecen, por lo tanto, y cuando menos, de valor oficial. Así pues, la Cirugía Estética no es toda la cirugía Plástica, sino una parte de la misma en la que se aplican los conocimientos y técnicas quirúrgicas de ella para la corrección o atenuación de, por ejemplo, los signos de envejecimiento corporal o facial, más que para el tratamiento de situaciones patológicas concretas como, por ejemplo, una cicatriz, un quemado, un tumor cutáneo o una malformación facial, entre otras.

        Cierto es que, en muchas ocasiones, discernir el límite entre un procedimiento reconstructivo y uno meramente estético es tarea ardua y hasta arriesgada, pero al común de los mortales suele quedarle la idea de que la Cirugía Estética es la que se realiza en pacientes sanos, es decir, que es una cirugía electiva. Nos les falta cierta razón, pero ha de considerarse también la repercusión psicológica que sobre cada persona puede tener su imagen corporal y el efecto que el paso –y el peso– de los años hace sobre ella.

Que no es tan mala

        Los años, el trabajo, la maternidad, enfermedades ocasionales, la vida en sí misma deja huella en los rostros y los cuerpos de todos los mortales, señales que, con frecuencia, nos hacen vernos ante el espejo mayores de los que realmente nos sentimos. He ahí el campo de la cirugía estética: ayudarnos a vivir mejor, con nosotros mismos y con nuestro entorno social. Y nos preguntaríamos, ¿pero esto del “bienestar físico, psíquico y social” no es lo mismo que busca la Medicina? Pues claro; y es que la Cirugía Estética, por mucho glamour que socialmente tenga y por mucho que se empeñen algunos que se arrogan títulos y capacitación en embrutecerla y mercantilizarla, no deja de ser una parte de la Medicina y por lo tanto, de la Ciencia.

        Hay muchos mitos en torno a la Cirugía Plástica y Estética que hay que desterrar: imagen de frivolidad, de banalidad, de ser una cirugía elitista y cara, etc. Si me permiten la confianza –y si ánimo de ofender a nadie, por favor–, la Cirugía Estética no es peluquería, sino Medicina, y por lo tanto debe ser practicada por profesionales debidamente cualificados y acreditados –los Cirujanos Plásticos–, en instalaciones autorizadas y controladas y con todos los medios humanos y técnicos conocidos y exigibles para que las cosas vayan bien. Desde estas líneas trataremos de ir abordando distintos temas de esta apasionante materia, pues no en vano, en España podemos presumir de tener uno de los mayores niveles del mundo en Cirugía Plástica y Estética, tanto en número de procedimientos como en cualificación y reconocimiento de los profesionales.