Luca era gay
Marco Batta
Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar
Rafael Hernández Urigüen

 

Lastimosos antecedentes

        En nuestros días la homosexualidad es un tema incómodo y conocido superficialmente. Ante él, muchos prefieren mantener una actitud ambigua, para evitarse hostilidades. Es un tema “políticamente incorrecto”.

        El cantautor italiano Giuseppe Povia decidió adentrarse en este campo minado a pesar de las posibles dificultades. Escribió y presentó en el prestigioso festival de San Remo la canción titulada “Luca era gay”.

        Su propuesta es sumamente interesante, pues no ataca ni defiende una posición ideológica, se limita simplemente a contar la historia de Luca, un joven que era gay y que ahora está enamorado de una mujer sintiéndose “otro hombre”.

        En la canción, Luca comienza explicando que, si bien cree en Dios, su opinión sobre este problema –tan doloroso– no se apoya en razones religiosas, sino simplemente en su propia experiencia.

        Cuenta cómo vivió con una mamá muy posesiva que no le dejaba relacionarse serenamente con sus amigas. El papá nunca estaba en casa por motivos de trabajo. Lo veía poco y a veces le parecía que no era verdaderamente su papá. La mamá le hablaba siempre mal de su papá y le decía que, por favor, nunca se fuera a casar.

        Después llegó la madurez y Luca se encontró con un hombre que “le hizo temblar el corazón”. En ese hombre buscaba el amor del padre que nunca tuvo. Entonces la confusión sobre su identidad llegó al máximo y se dio cuenta de que era homosexual.

Admirable Povia

        Estuvo cuatro años con su compañero, precipitándose en una conducta cada vez más vergonzosa. Le decían que su modo de ser era natural, pero él en el fondo sentía que algo estaba mal. Después, en una fiesta, su vida cambió…

        Dos cosas son de alabar en Povia: la primera, la capacidad para formarse un juicio independiente, al margen del pensamiento dominante. Cuando todos dicen –sobre todo en el ámbito artístico– que la homosexualidad es algo natural y bueno, no es tan fácil separarse de esa opinión y proponer algo diverso. En segundo lugar, el valor para proponer esas convicciones en un foro de prestigio, exponiéndose a críticas y ataques. ¡Hay que tener personalidad!

        Algo semejante podemos hacer también nosotros: defender nuestras convicciones y puntos de vista, cuando estemos convencidos de ellos. La vida cotidiana en el trabajo, con los amigos o en otras partes nos ofrece numerosas oportunidades para ser auténticos, para escapar del gregarismo, para ser independientes.