Juristas reaccionan contra una recomendación de un comité de la ONU sobre sobre derechos homosexuales
Susan Yoshihara, Ph.D. Piero A. Tozzi, J.D.
Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar
Rafael Hernández Urigüen


Contestación

         Esta semana, destacados juristas que defienden los valores de la vida y la familia condenaron la inclusión de la “orientación sexual y la identidad de género” como categoría protegida en el marco de un tratado de derechos humanos fundamental, la cual fue realizada por un comité de derechos humanos de las Naciones Unidas.

         Como se informó la semana pasada en Friday Fax, el comité encargado de supervisar el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales –uno de los dos tratados que implementan la Declaración Universal de Derechos Humanos– recientemente ha publicado su propia reinterpretación en un “comentario general” sobre el artículo del tratado que incluye el principio de no discriminación. Este cuerpo burocrático, compuesto en su mayoría por partidarios de la izquierda, añadió la “identidad de género y la orientación sexual” como una nueva categoría que se inscribe entre los motivos de discriminación proscriptos”. Esto es así, a pesar de que al menos sesenta Estados Miembro adheridos al tratado rebaten dicha categorización.

         Steven Groves, especialista en derechos humanos de la Heritage Foundation, fábrica de ideas de derecha con base en Nueva York, dijo a Friday Fax: "Una cosa es escribir un comentario general cuando hay consenso sobre un tema. Pero hacerlo cuando no existe consenso alguno es realmente preocupante”.

Ruptura con la tradición

         Otros críticos consideran este proceder como una violación de la soberanía a través de la imposición de pautas culturales "transnacionales" en los diversos países del mundo. El tratado de 1966 no hace ninguna referencia a la “identidad de género y la orientación sexual”; además, cuando el documento fue negociado, las naciones no tenían la intención de abarcar esas nuevas categorías.

         El profesor de derecho de la George Mason University, Jeremy Rabkin, quien cuenta con numerosas publicaciones sobre las amenazas transnacionales a la soberanía de los Estados, expresó que el comentario “parece reflejar más la moda europea que cualquier consideración seria de lo que la mayoría de los países realmente ha interpretado por ‘discriminación’”. Agregó que tal postura podría constituir “un revés en los intentos de establecer el respeto a los derechos humanos fundamentales en los países con pocos precedentes en el área”, ya que debilita la afirmación de que los derechos son universales y que deberían ser acogidos por todos.

         Rabkin se preguntó: “¿Cuán convincentes pueden ser estas afirmaciones en aquellos países donde los parámetros religiosos tradicionales todavía son respetados? ¿Cuál es el posible efecto de esta clase de regulaciones en los habitantes de países musulmanes, quienes suelen escuchar que la defensa de los derechos humanos es simplemente un programa atractivo para debilitar al Islam?”

Sexualidad y procreación

         Otros afirman que el comité, pasando por alto las objeciones de los Estados Miembro, está impulsando los altamente controvertidos Principios de Yogyakarta, documento de defensa preparado en 2007 por activistas homosexuales y algunos miembros de la ONU, que nunca fue negociado ni consensuado por los Estados Miembro en las Naciones Unidas.

         Un crítico europeo de los mencionados Principios, Jakob Cornides, condena la “antropología distorsionada” inherente al comentario general. “En esta nueva antropología”, expresó, “nadie es hombre o mujer, sino que todos arbitrariamente definen su propia identidad de género: hombre o mujer, homosexual o heterosexual, transexual o bisexual”.

        “En el orden normal de las cosas”, añadió, “el fin natural de la sexualidad es la procreación, y las ‘tendencias sexuales’ que no están orientadas hacia personas adultas del sexo opuesto están, por ende, desorientadas. Pero si aceptamos que el hombre es el producto de su autodefinición arbitraria, es consecuencia lógica que todo pueda ser redefinido, inclusive la sexualidad, la cual, según los burócratas del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, no parece tener nada que ver con la procreación, su propósito primario".

         Es de esperar que el Comité indique a los Estados Miembro vinculados al tratado que deben modificar sus leyes sobre la base de la nueva reinterpretación, lo cual traerá aparejada la presentación de una serie de demandas judiciales. Se espera también el contragolpe de los países tradicionalistas.

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano.