Hablar del sexo con nuestro hijo varón
Jesús Poveda
Médico Psiquiatra.
Profesor de psiquiatría de la U.A.M.
ESCUELA DE FAMILIA
Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar
Rafael Hernández Urigüen

 

 

 

Es natural y hay que saberlo

        A lo mejor no habéis hablado con vuestro hijo hasta ahora de sexo, la sexualidad, el amor. Siempre hay que empezar a más temprana edad, con naturalidad, pero si no lo habéis hecho hasta ahora, sobre todo los "papás", no es todavía tarde.

         Tu hijo ya sabe que su pene, en determinados momentos, puede adquirir una dimensión más grande. Es lo que se llama erección, la prueba de su futura capacidad para dar la vida uniéndose a una mujer. Estas transformaciones tienen un objetivo: hacer que el cuerpo sea capaz de formar células de vida. Es la llamada espermatogénesis, que va acompañada de un desequilibrio hormonal importante, que aparece hacia los 11 ó 12 años de edad y va disminuyendo hasta los 16-18. Un aumento de la producción de testosterona permite el desarrollo de los testículos.

         En la vida íntima del muchacho, este hecho se traduce por una toma de conciencia del funcionamiento de los órganos genitales y, especialmente, de la eyaculación nocturna, un fenómeno que quizá ya haya experimentado, pero que lo va a notar con más fuerza a partir de los 13 años. La mente se hace muy sensible a todas las formas de imágenes eróticas. Si está prevenido de las emisiones de esperma nocturnas, se asombrará cuando se produzca, pero no se inquietará. Es preciso avisar al niño antes de los 13 años, de que esta emisión de semen va acompañada de dos fenómenos: el primero, unas imágenes más o menos eróticas que pueden provocar un estado de tensión en su cuerpo; después, si brota el esperma, un sentimiento de bienestar. Cuando tiene lugar durante el sueño, es involuntario. Simplemente ha eliminado un exceso de esperma y quizás se ha sentido turbado por la imaginación, pero no es su culpa.

         También puede ocurrir estando despierto y su cuerpo escapa al dominio que debería existir. Puedes decirle: "Si quieres ser libre e independiente, es posible llegar al domino de uno mismo. Pero si buscas esa eyaculación para obtener un placer, (masturbación) o para evitar un problema, porque te sientes desdichado y no buscas quien te ayude, realmente no vas a encontrar la solución en ese goce momentáneo. Sentirás vacío. Tu cuerpo no es el responsable de tu estado del corazón, que busca una auténtica relación amorosa con una mujer. El que quiere vivir libre, no puede depender de sus instintos, porque no da la auténtica felicidad". Una vida sana, evitar el aislamiento, la soledad, la incomunicación, los hábitos de vida muy cerrados e introvertidos, la educación en la voluntad, disciplina de los sentidos y de la imaginación, ayudarán a evitar la masturbación. Hay que pensar en los demás y no contemplarse todo el día el ombligo.