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Día 24 Vigilia de la Natividad del Señor |
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró a Farés y a Zara de Tamar, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró a Booz de Rahab, Booz engendró a Obed de Rut, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asá, Asá engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cuando la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliacim, Eliacim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob, Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo. Por lo tanto, son catorce todas las generaciones desde Abrahán hasta David, y catorce generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia, y también catorce las generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Cristo. La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: "Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros". Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa. Y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús. |
La Providencia divina |
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Ya hemos ponderado en diversas ocasiones, haciendo nuestra meditación con el Señor, la figura inigualable de José, el esposo de María, que hoy se nos presenta. Él es para siempre modelo de completa disponibilidad a los planes de Dios impulsado por su fe. Se puede afirmar que Dios, Señor nuestro, eligió también a un hombre ideal, así como eligió a la Santísima Virgen. La Providencia de Dios está siempre a favor de su criatura humana. Creador nuestro y Señor del mundo, dispone de modo amoroso todo a favor de nuestra salvación. Así, en efecto, del mismo modo que pensó en una familia para que naciera Jesús, de la que sería cabeza el Santo Patriarca, ya desde el inicio de la existencia de los hombres, quiso sanar nuestros pecados, y que podamos merecer su gloria. En
estos días aguardamos la celebración del acontecimiento
más relevante jamás ocurrido: el nacimiento del Hijo
de Dios. La venida al mundo del Verbo encarnado hizo posible nuestra
Bienaventuranza eterna, aunque nos habíamos apartado de Dios
por el pecado. El nacimiento de Cristo es condición para que
podamos ser hijos de Dios. La Navidad, pues, constituye el único
centro de la historia humana en palabras de San Pablo,
la plenitud de los tiempos: cuando envió
Dios a su Hijo, nacido de mujer. |
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