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Durante la homilía, el obispo consagrante ha recordado que la divina misericordia deposita grandes tesoros en las manos de los sacerdotes. Con esas manos toman el pan y el cáliz con el vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Con esas
mismas manos ha continuado el prelado del Opus Dei los
sacerdotes imparten el perdón divino en el sacramento de la
Reconciliación y ungen a los enfermos con los santos óleos.
Con esas manos bendicen las iniciativas apostólicas de sus
hermanos en la Iglesia, ofrecen una ayuda fraterna a los necesitados,
y expresan su deseo de servir a todos, sin excepciones de ninguna
clase. Mons. Echevarría
se ha dirigido así a los nuevos presbíteros: A
vosotros, hijos míos que estáis a punto de convertiros
en presbíteros, os digo: permaneced siempre muy cerca del Señor
por medio de la oración y del sacrificio. Procurad cumplir
con amor, cada día, vuestros deberes ministeriales. Frecuentad
a Jesucristo, no sólo en el momento de la celebración
eucarística, sino a lo largo de toda la jornada. Sed muy devotos
de la Virgen, nuestra Madre, y de San José. Imitad el ejemplo
de San Josemaría, nuestro queridísimo Padre, y así
siempre estaréis bien custodiados en las manos de Jesús. El Obispo ha exhortado a los familiares y amigos de los nuevos presbíteros, y a todos los presentes en la celebración a pedir al Señor que haga verdaderamente santos a éstos y a los demás sacerdotes del mundo entero: acompañémosles de cerca con nuestra oración y con nuestro sacrificio. Al concluir la celebración, Mons. Echevarría ha animado a todos a unirse en oración filial por el Papa, por el Cardenal Vicario de Roma y por los Obispos del mundo entero, y ha transmitido la bendición de Benedicto XVI para los 32 ordenandos. | |||||
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