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Andrea,
¿Como has vivido los días de la visita del Papa a Camerún?
Estos días
han sido muy intensos desde el punto de vista emocional. Cada día
nos uníamos al itinerario del Papa para poder verlo. Hemos
sufrido un poco porque hemos tenido que aguantar bajo el sol y la
lluvia y recorrer largos trayectos, pero cada aparición del
Papa nos ha consolado el corazón.
¿Qué
significa el Papa para ti?
El Papa equivale
a la Roca sobre la cual se apoya la Iglesia católica.
¿Durante
estos días, cual ha sido el momento que más te ha impactado?
Hemos vivido cada
día con una intensidad tal que me cuesta responder. Una cosa
por ejemplo, ha sido el entendimiento entre el Papa y los cameruneses,
algo que se veía cada vez que atravesaba las calles de la ciudad.
Yo estaba tan feliz, que he tenido que aguantarme las lágrimas
en varias ocasiones. También recuerdo la mirada del Papa cuando
dejaba el aeropuerto: ¡creo que estaba maravillado por nuestros
bosques ecuatoriales!
Tú
has vivido un momento especial con un Romano Pontífice, ¿qué
nos puedes contar?
En 1995, del 14 al
16 de septiembre, Juan Pablo II visitó Camerún. Gracias
a Dios, pude verle: mi madre nos había dejado en la nunciatura
a mi hermana y a mí bajo el cuidado de las religiosas que atendían
al Nuncio. Cuando el Papa llegó, la gente estaba entusiasmada.
Al vernos allí, el Papa se detuvo y nos hizo la señal
de la Cruz. Yo tenía sólo 7 años, pero desde
entonces estoy convencida de haber recibido la bendición de
un santo. Y eso me recuerda continuamente que también yo estoy
llamada a ser santa.
Cathy,
¿qué has aprendido tras la visita del Papa a Camerún?
He aprendido que
puedo estar más cerca del Papa con mi oración. También
me ha hecho pensar sobre la protección de la vida humana. Y
he visto con más claridad que nunca cuánto nos quiere
el Papa, que cuida de nosotros como un padre de sus hijos.
¿Cuál
ha sido el mejor momento de la visita?
Para mí, el
último día, porque he tenido la oportunidad de estar
muy cerca de él. Esa mañana, salí con un grupo
de amigas del Rigel Study Centre. Íbamos en coche hacia la
nunciatura, y el hombre de seguridad nos dejó aparcar el coche
relativamente cerca. En seguida, sacamos dos pancartas que habíamos
preparado, en las que el Papa podría leer: Quédate
con nosotros y Tú eres Pedro. Cuando Benedicto
XVI salía de la nunciatura, el papamóvil pasó
muy despacio delante de nosotras: sentí que su bendición
me llegaba al alma.
Durante
su visita, el Papa ha hablado del valor de la vida humana. ¿Qué
puedes decirnos, y cómo piensas que llegará este mensaje
a tus compañeros de Medicina?
La vida humana es
sagrada y debe ser valorada y protegida ya que se trata de algo que
no tiene precio. Los médicos y futuros médicos trabajamos
para proteger y salvar vidas. Por lo tanto, actos como el aborto y
la eutanasia no deberían ser consideradas como una opción,
o como una solución para resolver otros problemas de salud.
El
Papa ha dicho a los jóvenes: Deja que Cristo entre en
tu alma, dale tu amor. ¿Qué te sugiere esta invitación?
Me ha dejado el propósito
de crecer interiormente y de hacer más apostolado.
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