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¿Cómo
nació Profesionales solidarios?
De
un modo bastante fortuito: estaba en la peluquería, cuando
la chica que me atendía me dijo que acababa de venir de una
reunión de profesionales. Al poco, en una cafetería,
una camarera estaba contando que había estado en un curso de
formación
Si estas profesiones se preocupan por su formación
y su profesionalización me pregunté- ¿por
qué no hacerlo también con todo lo relacionado con la
acción social? Puse en marcha la idea de esta fundación
y me encontré, afortunadamente, con un grupo de personas que
se sintieron muy motivadas: personas con experiencia profesional,
que saben qué es lo importante y qué no, y que han superado
esa etapa de la vida en la que se busca el triunfo a toda costa. Comenzamos
con ciclos de conferencias, y luego vinieron los cursos de formación
para labores sociales, las publicaciones...
Yo venía de un Congo donde había dejado a muchas personas
a las que quiero muchísimo: gente muy cercana, que viven en
condiciones paupérrimas... Gente maravillosa, con estudios,
inteligentes, buenos
Gente que pasa hambre y es muy generosa.
A veces venían a traerme un mango, porque deseaban colaborar
conmigo. "Muchas gracias les decía- pero es mejor
que se lo des a tus hijos!", porque sabía en qué
condiciones vivían.
Llegué
a España en el 2001 y me encontré con una sociedad muy
crispada en la que reina don Confort y don Consumo, y donde a veces
se arrincona a los mayores, que en África son un tesoro, la
autoridad moral de las familias
Pensé que debía
hacer algo, y transmitirles lo que había conocido.
¿Cuál
es la clave de Profesionales Solidarios?
Quizá
la clave es haber sabido sumar y hacer equipo. Al principio era yo
la que impulsaba; ahora todas las decisiones se toman en la Junta,
de forma que cada uno puede aportar algo: la periodista, la secretaria,
el médico
Hace poco se presentó una madre con
dos niños pequeños diciéndome: "me gustaría
echar una mano" y ya tiene tarea. Sólo tenemos a una persona
contratada. Los demás colaboran de forma voluntaria, contentos
de trabajar.
¿Qué
acogida han tenido en las instituciones?
Muy buena. Además,
pienso que en Navarra se conserva un gran sentido de la solidaridad
y de la profesionalidad. Veo como la idea gusta.
¿Africa
o España?
Ahora
España. Quiero vivir el hoy y ahora, lo que toque en cada momento
Tenía 28 años cuando el Prelado del Opus Dei me preguntó
si quería irme a ejercer mi profesión y a empezar el
trabajo apostólico en el Congo. Dije que sí, y me fui
a África llena de ilusiones. Pero los comienzos fueron muy
duros. El choque cultural fue total. Al año de estar allí
me planté ante mi misma y me dije: "o les quiero y hago
por ser una de ellos, o me vuelvo". Y así lo hice. Me
hice congoleña, y aprendí a quererles, hasta que aquello
su vida, sus costumbres era mío.
Pasaron veinte
años y mi madre se puso enferma, con un cáncer muy duro
y comprendí que, por un conjunto de razones, había llegado
el momento de regresar. El actual Prelado, Mons. Javier Echevarría,
me dijo que mi experiencia podía ser muy útil en España.
Y eso es lo que procuro hacer.
¿Fue
duro volver?
Al principio,
sí. Al poco de llegar fui a comprar unas verduras al supermercado.
Al ver toda aquella abundancia, aquellas ofertas de tres por el precio
de uno
noté como si me faltara el aire y tuve que salir
a reponerme. Es curioso; yo, que me había enfrentado a tantas
cosas
La riqueza está muy mal repartida, y tenemos que
transmitir un mensaje de solidaridad y de sobriedad, para saber utilizar
sólo lo que necesitamos y saber encauzar bien lo que sobra,
sin caer en el despilfarro. El otro día leí algo sobre
los viajes turísticos por el espacio. No puedo entenderlo.
Que se investigue, bien, pero emplear tanto dinero para divertirse,
cuando hay tanta gente que carece hasta de lo más elemental
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