“Encontré a Dios en la Universidad”
Marina estudia en la Universidad de Roma (Italia). Descubrió su vocación cristiana recientemente, ayudada por una amiga de la carrera. Ahora se enfrenta a la aventura de ser apóstol entre sus compañeros de aula.
Libros sobre San Josemaría Escrivá y el Opus Dei

¿Cómo te acercaste a la fe?

Marina (izqda) estudia Ciencias Políticas en una Universidad de Roma

        .Vivo en Roma desde hace dos años. Estudio Ciencias políticas, y he vuelto a la práctica de la fe tras entrar en contacto con el Opus Dei por casualidad.

        Una amiga acudía a una residencia universitaria para recibir unos cursos de formación cristiana que ofrecía el Opus Dei. Más de una vez me invitó a acompañarla, pero sinceramente la idea no me atraía mucho.

        Desde hacía algún tiempo había dejado de ir a Misa. No veía motivos para acercarme a una Iglesia en la que, pensaba entonces, se vivía una fe “medieval”. Aquello no iba conmigo.

        Así que a esta amiga le respondía: “No, gracias. No me interesan esas cosas”. Y, por si acaso insistía, me inventaba cualquier excusa.

        Finalmente, más por educación que otra cosa, decidí acompañarla a la residencia universitaria “Celimontano”, que así se llama aquel lugar. Pensaba que contentándola una vez, bastaría para que no insistiese en futuras ocasiones.

¿Qué encontraste allí?

"Mucha gente no conoce a Dios simplemente porque no ha hablado con nadie de Él".

        Se podía charlar con un sacerdote, y por curiosidad comencé a hablar con él. Me sorprendió su capacidad de escucha (y a mí me gusta hablar, lo reconozco). Hablamos de san Josemaría, el Fundador del Opus Dei, y su vida me resultó muy atractiva.

        Comencé a estudiar con una estampa del santo delante de los libros. No sé por qué inicié aquella costumbre. En cambio sí recuerdo que me decía a mí misma: “Veamos si, de verdad, una hora de estudio es una hora de oración”.

        Por aquel entonces pensé que podría extender mi “gusto por la conversación” al diálogo con Dios. Tenía verdaderas ganas de encontrar a Alguien que diese un Significado a mi vida, pero temía quedar decepcionada.

        "Mucha gente no conoce a Dios simplemente porque no ha hablado con nadie de Él".¿Cuáles fueron los primeros pasos?

        Leí muchas veces algunos puntos de “Camino”. Comprendí que la puerta que había cerrado podía abrirse de nuevo. Así que comencé a asistir a un curso de doctrina cristiana básica y después a los círculos de formación cristiana que se organizan en la residencia.

        Durante este tiempo he podido pensar mucho en mi relación personal con Dios. Comprendí, por ejemplo, que corría el riesgo de basarlo todo en el sentimentalismo. Pero es peligroso, porque cuando el sentimiento cambia o decrece, nuestra amistad con Dios también puede hacerlo.

        Para descubrir estos problemas a otras personas, mi amiga –aquella que tanta paciencia había tenido conmigo- y yo hemos pedido un aula de la Universidad. Allí organizamos encuentros con amigos y otros estudiantes una vez a la semana, en los que hablamos de cuestiones relativas a Dios y a la existencia humana.

        Las dos pensamos que hay mucha gente que no conoce a Dios simplemente porque no ha hablado con nadie de Él. Por la misma razón, otros muchos viven su religiosidad de forma rutinaria, sin profundizar.

¿Pero es posible hablar de Dios en la Universidad?

"Mucha gente no conoce a Dios simplemente porque no ha hablado con nadie de Él".

        "Ahora sé que trabajo para ofrecer todas estas cosas a una Persona".¡Yo misma puedo decir que encontré a Dios en la Universidad! Hacer “apostolado” –hablar a los demás de Dios- allí no es solamente posible, sino que además resulta una experiencia intelectualmente estimulante.

        Por ejemplo, en la asignatura de Derecho Privado es normal hablar del Matrimonio, como institución social. Este año, la profesora ha visto la necesidad de estudiar también las “parejas de hecho”.

        Pensé que se me presentaba una ocasión única, y solicité realizar un estudio específico y presentarlo en público. Mis compañeros pensaban que citaría textos de la Sagrada Escritura, pero yo fundamenté la diferencia entre la institución matrimonial y esas otras realidades basándome únicamente en el derecho y el sentido común.

        Esto no significa que no haya otros argumentos válidos de diferente naturaleza. De hecho, muchos compañeros me mostraron su interés por conocer otras fundamentaciones de mi exposición, más allá de los conceptos jurídicos.

        Estoy muy contenta por haber encontrado sentido a mi esfuerzo, a mi estudio, a mis actividades. Un sentido que no se queda simplemente en la satisfacción inmediata del deber cumplido, del reconocimiento o del prestigio. Ahora sé que trabajo para ofrecer todas estas cosas a una Persona.