|
Libros
de
San Josemaría, Fundador del Opus Dei
|
|
El
hombre que hacía milagros (DVD)
|
Stanislav
Sokolov y Derek Hayes
|
|
Vía
Crucis para niños (y no tan niños)
|
Guillermo
Urbizu
|
|
|
|
Como
tantas personas en el mundo cuenta conocí el Opus
Dei gracias a Camino. Hasta entonces sabía muy poco de Josemaría
Escrivá. Ese libro me abrió horizontes, en muchos aspectos,
no sólo espirituales, porque el mensaje de Camino la
santificación del trabajo tiene muchas implicaciones
sociales. Pienso que tiene una especial importancia para mi país,
en concreto para los jóvenes.
Congo es un país
moderno y su futuro depende de nuestros jóvenes. San Josemaría
recuerda la necesidad de trabajar bien, con la máxima perfección
posible, con rigor, con responsabilidad social. El compromiso con
Cristo dice en Camino lleva necesariamente a la solidaridad
con los demás: a asumir los problemas de los demás como
propios, intentando darles una solución. Y en África,
en El Congo, tenemos muchos problemas de difícil solución,
a corto y a largo plazo.
¿Como el problema sanitario?
Sí. Es uno de los más graves. Faltan médicos,
faltan hospitales, faltan enfermeras, y falta en muchos casos una
educación sanitaria elemental, que provoca numerosas enfermedades.
La mayoría de nuestros pacientes padece malaria o paludismo.
Los cristianos, cada cristiano, debe intentar dar su respuesta responsable,
personal, en conciencia, ante los problemas de la sociedad. Monkole
nació para responder a las necesidades sanitarias concretas
de una zona de los suburbios de Kinshasa de carácter semirural,
muy deprimida económicamente, que no cuenta con los medios
de transporte ni con las infraestructuras elementales necesarias.
Eso hace que los pacientes que necesitan una atención médica
urgente tengan muchas dificultades para trasladarse y llegar a tiempo
al hospital. Monkole ha ido creciendo poco a poco desde que comenzó,
hace quince años. Ahora cuenta ya con servicios de urgencias,
hospitalización, cirugía y maternidad. El 40 % de los
pacientes son niños, que suelen padecer con frecuencia paludismo.
Los que trabajamos allí intentamos ofrecer, en la medida de
nuestras posibilidades, una medicina de calidad a las personas de
nulos o muy escasos recursos. Porque la medicina de calidad, ése
es nuestro objetivo, no puede reservarse a los estratos sociales más
beneficiados: debe estar al alcance de todos, sea cual sea su situación
económica. Nuestros pacientes pagan lo que pueden. La mayoría,
una cantidad simbólica que les ayuda a valorar lo que reciben.
¿De cuánto?
Un dólar.
¿Cómo se sostiene económicamente el Hospital?
Gracias a un un patronato que aporta el 20 por ciento de los
recursos. El resto proviene de fondos propios. Además, contamos
con la colaboración de jóvenes médicos y estudiantes
de últimos cursos de Medicina de la Universidad de Kinshasa.
Todo esto contribuye al desarrollo humano y económico de la
zona, dando respuestas positivas para las familias. Le contaré
un sucedido reciente: hace poco se presentó en mi consulta
un matrimonio joven. Ella estaba de seis meses y me dijeron que se
estaban pensando tener o no el hijo, porque no sabían cómo
mantenerlo. Yo les animé a que lo tuvieran: y si tanto
les agobia eso les dije no se preocupen: en cuanto nazca
, yo lo adopto y vive en mi casa como un hijo más. Al
cabo de tres meses tuvieron un hijo precioso, y le pusieron mi nombre,
en señal de agradecimiento. Cuando me lo dijeron, les pregunté,
bromeando, si me lo daban para que lo adoptara. ¡Ah, eso
nunca! respondieron felices. ¡Aunque nos dieran
todo el oro del mundo!".
|