«Imagínate
que tienes 26 años y vives con otras quince mujeres como tú.
No puedes dejar la casa en donde estás, no puedes tener sexo,
te levantas a las 5:20 de la mañana y sólo puedes hablar
dos veces al día». Así comienza el artículo
que la revista de moda Marie Claire de Sudáfrica en su versión
de agosto de 2012 dedicó a a la joven Lauren Franko.
Aunque, todo
hay que decirlo, hoy Lauren ya no usa ese nombre, sino que se hace
llamar Hermana María Teresa del Sagrado Corazón. Sí,
han deducido bien: Lauren es religiosa.
Su
historia vocacional en una revista de moda
Con mejillas coloradas
y una sonrisa contagiosa, Lauren cuenta su historia vocacional a la
revista. Lo hace con naturalidad y sinceridad, con alegría
y soltura. Tanto que la entrevistadora no duda en describirla como
«una persona con una mente brillante y un gran sentido del humor».
¿Y cómo
es que llegó a hacerse monja? Lauren cuenta que siempre quiso
serlo, pero que se dio cuenta que no siempre era bien aceptada en
su niñez cuando decía que lo que ella quería
ser de grande era religiosa. «Así que cuando un día
en el colegio nos pidieron que nos vistiéramos de lo que quisiéramos
ser de adultos yo salí vestida de ganadero».
Dejó
la Iglesia y probó con otras religiones
Luego llegó
la adolescencia y Lauren se desbocó. Dejó la Iglesia
y probó con otras religiones. En realidad probó de todo:
«Pensaba que era algo normal y que me haría feliz. Pero
en realidad me dejó vacía. Nuestra sociedad nunca te
dice: "Si esto no funciona, prueba con Dios"».
Regreso
a la Iglesia católica
Hastiada de su vacío,
regresó a la Iglesia Católica. En la universidad renovó
su oración y, aunque seguía teniendo novio, el deseo
de ser monja regresó a su corazón. No obstante, creía
que por lo que había vivido en su adolescencia no podría
serlo; y eso le traía mucha tristeza.
YouTube
y una canción
«Una noche,
en mi cuarto, comencé a rezar. Pero también quería
escuchar mi canción favorita. Tomé los audífonos,
me metí a YouTube y puse la canción. Pero en vez de
escuchar la canción, escuché las palabras: "¿Quieres
casarte conmigo?". Inmediatamente apagué la música
y le dije "sí" a Dios. En cierta manera, ya había
hecho la decisión, pero esto me lo confirmó».
Incompresión
a su alrededor
La reacción
de su entorno fue tremenda: sus padres se enfadaron con ella, sus
amigas quisieron chantajearla diciéndole que perdería
su libertad y entraría en un ambiente patriarcal que la esclavizaría.
Pero nada de esto frenó la decisión de Lauren y entró
al monasterio dominico en Summit, New Jersey (EEUU), con veinte años
de edad.
Admiración
de la reportera
La pregunta ahora
es sencilla: ¿cómo trata una revista de moda como Marie
Claire la vida de una joven de veinte años dentro de las cuatro
paredes del monasterio? La respuesta es sencilla: con admiración.
Basta leer el artículo y repasar cómo describe las oraciones,
el trabajo manual, el silencio que viven durante el día (incluyendo
en las comidas), las penitencias que llevan a cabo por el mundo, incluyendo
la vida de castidad.
«La
dificultad comenta esto último la ahora Hermana María
Teresa no radica tanto en renunciar a la actividad sexual, sino
en renunciar a la cercanía de una relación matrimonial.
Yo he renunciado voluntariamente a la posibilidad de tener un marido
con el cual caminar en la vida, con el cual compartir las alegrías
y tristezas, he renunciado a abrazar y a ser abrazada. Y es difícil,
sobre todo en esos momentos en los que Dios parece que está
lejano».
Sexualidad
y celibato
Pero no todo es renuncia:
«La sexualidad es algo que debe ser valorado y así lo
veo. El vacío que esta falta de relación deja se lleva
a cabo justamente para darle espacio a Dios. Porque aunque este vacío
puede ser difícil, es también mi grande gozo. ¡Estoy
profundamente enamorada de Dios! Y siendo monja puedo amar de la manera
más radical posible: renunciando a todo por mi Amado. Esta
relación es mucho más intensa de lo que cualquier relación
humana puede ser. Sí, tengo un esposo: Dios».
La
familia y la vocación
Con el paso del tiempo,
su familia ha aceptado la vocación de Lauren y la visitan una
vez al mes. Y aunque sigue siendo difícil -«echo de menos
ir a la tienda o ir a misa con mi mamá», comenta Lauren-
la sonrisa no se le escapa del rostro. De hecho, en un año
profesará sus votos solemnes... ¡y no tiene miedo ante
lo que se le presenta!
Sellar
un matrimonio con Dios
«Al hacer esto,
renunciaré a mi capacidad de poseer algo; estaré atada
hasta mi muerte. He pensado mucho en este paso y estoy segura de ello».
Y así sellará ese matrimonio con Dios tan anhelado por
ella: un matrimonio que admira incluso a revistas como Marie Claire
y que tuvo su primer chispazo una tarde, mientras escuchaba en YouTube
su canción favorita.
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