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- Era hija de Teón, científico que trabajó en el Museo de Alejandría en el siglo IV. Ella también cultivó la ciencia, pero prefirió la filosofía neoplatónica, en la que destacó por su prestigioso magisterio. Tuvo discípulos entre los ciudadanos más cultos e influyentes de la ciudad.
Una gran ciudad,
en la que convivían, con muchas tensiones, judíos, helenistas
y cristianos. De hecho, pocos años después, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto. Lawrence Durrell los retrata entregados a las facciones y algaradas, a veces con episodios sangrientos.
- Sí. Una noche, los judíos asesinaron a un buen número de cristianos. Como respuesta, el obispo Cirilo logró expulsar a la población hebrea de la ciudad. Pero entonces la economía se resintió, y entre el gobernador y el obispo creció la enemistad. Hasta que un día unos cristianos exaltados asesinaron a Hipatia, a la que atribuían influencia anticristiana sobre el gobernador.
- Por lo que sabemos, parece que los motivos fueron más políticos que intelectuales o religiosos. Pero lo cierto es que, desde la Ilustración, se presenta a Hipatia como mártir de la ciencia. En una web de cine, al comentar la película de Amenábar sobre Hipatia -Agora-, he leído que la ciencia fue su vida, y por eso murió linchada por una turba de cristianos enfervorecidos. El redactor de esa web sabe de sobra que los cristianos enfervorecidos no se dedican a descuartizar científicos, pero dice lo contrario. Lo que quizá no sepa es que la ciencia moderna nace en las Universidades, instituciones inventadas por la Edad Media cristiana.
- Es cierto, y con ese asesinato lamentable se pretende desacreditar al cristianismo, olvidando que a Sócrates le ajusticiaron los griegos, que a Julio César le mataron los romanos, a Juana de Arco los franceses, a Tomás Moro los ingleses , y que los mismos cristianos fueron arrojados a las fieras por millares. Como ve, si aplicamos
la misma lógica desacreditamos a la humanidad entera, y sobre
todo hacemos el ridículo.
- Estamos en las mismas. El cine y la novela no han nacido para contarnos la verdad histórica, y los lectores y espectadores deben saberlo cuando pasan las páginas de un libro o se sientan ante la pantalla. A fuerza de represión y oscurantismo se puede montar el Holocausto nazi o el Gulag soviético, pero jamás inventar el parlamentarismo, las garantías constitucionales, el gótico, la Universidad o el gregoriano. Por otra parte
-como ha señalado el profesor Head- el relativismo actual ha
disuelto los esquemas de interpretación histórica, y
en la confusión resultante triunfan los relatos que hacen de
la concepción conspirativa la esencia de la historia, en especial
los que atribuyen a la iglesia todo tipo de tramas para dominar al
hombre. | |||||||||||
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