Mujer y depresión

La depresión parece ser un mal de nuestro tiempo, pero la naturaleza femenina es más suceptible que la del hombre. Sheila Morataya te habla de la depresión desde la perspectiva femenina.

Por Sheila Morataya-Fleishman en www.encuentra.com

Un verdadero lío de persona         “Hay una plástica de los sentimientos bastante estable en todos los idiomas. La felicidad, la exaltación, lo bueno, el control, el altruismo, están arriba. La depresión, el vicio, lo malo están abajo. La felicidad es ancha, expansiva, mientras que la tristeza es estrecha”. José Antonio Marina.

        ¿Por qué habemos tantas mujeres deprimidas hoy en día? Una respuesta podría ser el que vivimos en medio de un mundo totalmente artificial que quiere enamorarte a través del deslumbramiento de los ojos y la exaltación de los sentidos. Modas, olores, sabores y casi todos los productos en el Mercado creados para la mujer moderna llevan un mensaje: como mujer eres especial, lo vales, lo mereces, debes ser la número uno en el corazón de tu amado y si no es así estas pérdida. Hoy día si estas embarazada la gente se preocupa y te pregunta si estas preparada para la depresión post parto. ¿Tendría tiempo la mujer de antaño de pensar en esto?

        Las mujeres somos muy complejas. Extremadamente difíciles de entender y complacer. El mundo de cada mujer es un verdadero laberinto y un apasionante misterio por resolver. Guardas tus propios secretos y eres muy celosa de compartir tus ambiciones personales con los demás. Cuando estás feliz lo expresas, sin embargo cuando la tristeza o depresión llega a tu vida haces todo lo que puedas para que nadie lo note y te alejas. Podemos describir nuestro mundo de mujer con las palabras del poeta Rilke, “el mundo sentimental (de la mujer) es brillante y oscuro, cálido y gélido, tierno y violento, geométrico y embarullado”.

Así están hoy las cosas         Ser mujer en nuestros días es una aventura apasionante ya que puedes hacer cosas que no hacían las mujeres de hace 200 años. Como mujer de hoy en el mundo te encuentras frente a una realidad psicosocial que te diferencia grandemente de la mujer de antaño. Desde 1850 hasta ahora, debido a diversos y nuevos estímulos psico-orgánicos, la aparición del fenómeno de la menstruación se ha adelantado de los 17 a los 11,12 o 13 años, dándote desde muy jovencita una rica ocasión de reflexionar sobre el sentido y misterio de tu ser femenino. Hoy las mujeres contamos con un promedio de duración de vida mucho más amplio que antes: el término medio que en 1700 era para la mujer de 25 años, es actualmente de 70 años. Como mujer tienes más tiempo para crear un proyecto de vida y realizarlo, pero al mismo tiempo debes aprender a ser consciente de que no podrás ser profundamente mujer si no reconoces tu dimensión relacional al otro sexuado diferentemente a ti, el varón.
La solución en los demás

¿Porqué te deprimes?

        “La misión del pensamiento es clarificar y ordenar el mundo que aparece en las vivencias endotímicas” José Antonio Marina.

        ¿Cómo está tu cabeza? ¿Puedes identificar el motivo verdadero de tu melancolía? Si no es así, ¿podría ser que hay mucho desorden? Tal vez hay cosas que a la larga te impiden ver y vivir sabiendo que como mujer tienes una vocación que “es”, que te llama a desarrollarte en el mundo, en la sociedad como “mujer”. La sociedad en la que tu y yo vivimos tiene una necesidad enorme de mujeres emocionalmente sanas y fuertes, que se nieguen ferozmente a ceder a sentimientos de muerte, melancolía y tristeza pues ellos te impiden iluminar y nutrir aquello para lo cual estas llamada. Es preciso aprender a vivir no enfocada en tus necesidades de una manera desordenada, sino desarrollando a los otros y nutriéndoles. Así es como pasarás a colmar también tu propia personalidad.

Actuar para no darse vueltas

        Quizá te encuentres deprimida porque no tienes el trabajo que deseas, las cosas con las que sueñas o porque el hombre que ansías no llega y te pasas las horas y los días lamentándote por esto y sumergida en una profunda tristeza. ¿Te has puesto a pensar que siendo una mujer soltera como lo eres hasta hoy, se te está proporcionado la oportunidad de prepararte cada vez más y hacer cosas que nunca más podrás hacer cuando pases a ser una mujer casada? Si este es tu caso te ánimo a que sacudas las escamas de la tristeza y te revistas del vestido de la alegría. No hay nada más refrescante que ver a una mujer alegre. Pon en el papel aquellas cosas que a partir de hoy mismo puedes empezar a hacer para olvidarte de todo lo que necesitas afectivamente. Entre ellas:

        - Tomar cursos de desarrollo personal

        - Registrarte en clases de tenis o golf

        - Pertenecer a un grupo en la Iglesia

        - Hacer una visita a los asilos de ancianos una vez a la semana

        - Plantar un jardín

        - Irte al cine tu sola a ver una película sintiéndote feliz de estar contigo a solas.

Siempre se puede hacer algo en cada problema

        Puede que tu caso sea diferente y ya eres una mujer casada y con hijos. Todo estaría bien para ti si él fuera más atento, si tuviera detalles especiales y no se pasara las horas de las horas trabajando. Muchas veces, se trata de tomar decisiones maduras, cargadas de inteligencia creativa y poner en marcha un plan de acción para fortalecer el matrimonio y salir de la depresión. ¿Qué puedes hacer?

        -Decidirte vivir en el mundo estrecho de la tristeza abandonándote a una vida rutinaria y gris o lanzarte desde dentro a nutrir tu matrimonio poniendo tú misma los detalles, las comas y los acentos. Se requerirá mucha conciencia de tu parte de que lo haces porque a ti te da la gana y no porque simple y sencillamente no te queda otra salida. Cuando como mujer casada tomas decisiones para mejorar tu matrimonio lo importante es que lo hagas porque hay un amor que vale la pena salvar, porque sabes que así te auto trasciendes y creces y no porque te dejas llevar por un mito o la pura resignación.

        -Si ves que se acerca un nuevo aniversario y él no da señales de tener planes, comienza tú a planear lo que puedes hacer para que éste sea un aniversario especial. ¿Tal vez tu lo invitas a comer y le haces un par de regalos? O ¿prefieres seguir esperando a que él lo olvide también este año? Tu decides: quejarte, entristecerte o amar.

        -Reflexiona acerca de tu propia actitud interior para estar feliz o triste. Si tu caso es una depresión normal (es decir no hay necesidad de medicamentos especiales o visitas al psicólogo) piensa si hay una raíz de egoísmo que te lleva a cerrarte y dar todo lo que puedes dar. Pedirle a una mujer que sea generosa, en nuestros días muchas veces es visto como un sacrificio extraordinario o una proeza que sólo pueden hacer las mujeres que no tienen personalidad o seguridad en ellas mismas. Nada más falso que esto, pues como mujer tienes la capacidad nata en ti misma de hacerlo, de estar en el mundo para acoger la vida y poder darte como un flujo y reflujo entre el todo de la vida y el todo de tu propia donación, lo importante es que te decidas a hacerlo y al hacerlo te sientas feliz.

        -¿Ya no te acaricia? Lánzate otra vez, olvídate de tu orgullo y bésalo tú, toma de nuevo su mano, derrite el hielo y al hacerlo siéntete orgullosa y feliz de poder experimentar lo que se siente cuando te decides a actuar como una verdadera mujer. Al principio tal vez podrás enfrentar un debate interior entre el dar y quitar, incluso podrás sentir una sensación de tristeza (el egoísmo quiere que pienses solo en él), pero si lo estás enfocando con la visión que da la madurez y la conciencia de que la fundación del amor esta anclada en la voluntad y las ganas de hacer que tu matrimonio funcione, todo marchará sobre ruedas.

Configuradas para el amor generoso

Depresión o Amor.

        Amiga, te invito a que busques y encuentres lo que causa tu depresión y te impide salir al encuentro de los otros. Cuando como mujer no te nutres de los valores que vivifican la vida y te impulsan a dar, caes en el peligro de volverte egoísta y de llenar tu pensamiento de filosofías que no te llevan a tu propio bien y al bien de los otros. Como mujer en tu composición orgánica-genética posees la fuerza necesaria para obligarte a ti misma a interpretar y discernir el motivo de tu tristeza o depresión. La pregunta valiente: ¿porqué me siento o actúo así?, probablemente te llevará a la conclusión de que tienes que llenar tu vida de algo más, de ese valor fundamental que te hace no cansarte nunca de dar y te obliga a vivir con tus ojos puestos en el cielo. Cuando el alma de mujer interioriza de verdad su vocación al amor, entonces también puede nutrir y transformar la vida.