"Bungee jumping" sobre cemento

Dado que el “sexo seguro” no es tan seguro, es curioso que los promotores sigan impulsándolo. Y cuando la seguridad, el amor, y la libertad están en juego, es tiempo de detener este impulso y de dejar a los jóvenes tomar una mejor opción.

Autor: Celia Grant
Fuente: Mujer Nueva

Las garantías son importantes         Cuando practicas el “bungee jumping” sobre cemento, probablemente quieras asegurarte de tener el mejor equipo de seguridad disponible, y que quede fuertemente atado a cada nudo y cordón. Y que los expertos responsables sepan lo que están haciendo. Además, probablemente te gustaría conocer una larga lista de los aventureros que se arriesgaron antes que tú y que han vivido para contarlo.
Lo que sucede         ¿Pero qué pasa si el equipo de seguridad en cuestión no es 100% fiable? ¿Qué si su fama crece en la misma proporción que el porcentaje de desastres? ¿Y qué si te llaman “marica” cuando te bajas de la plataforma para pasar de un modo más significativo la tarde de un sábado con tu pareja? ¡Este dilema suena a una pesadilla!
Organizada promoción universal         Pues, ¡buenos días, América! Despierta al mundo real y verás que la pesadilla casi coincide con la realidad. Por todas partes, desde los anuncios a las librerías, de las telenovelas a los sanitarios públicos, y hasta en la Asamblea General de la ONU, se presenta el anuncio promocional fuerte y claro: “¡Adelante, jóvenes, ustedes son libres de decir lo que piensan y hacer lo que quieran! Tienen el derecho al amor, la diversión, las emociones, las excitaciones, así que practiquen más el sexo. Ténganlo cuando quieran, como quieran y con quien quieran. Pero con una condición: háganlo con seguridad.”
Una sospechosa insistencia         ¿Por qué siempre se insiste en “sexo seguro”? ¿Dónde está el peligro si todos lo practican? Aquí la naturaleza interviene pasando factura y no es cosa de risa. En la actualidad se calcula que un total de 36.1 millones de personas en todo el mundo están infectadas con el virus del SIDA. Cerca de 1 millón de americanos padecen esta enfermedad, en su mayoría por contacto sexual, y otros 15 millones de casos de otras enfermedades de transmisión sexual se reportan cada año en los Estados Unidos. El SIDA es incurable. Sólo en el año 2000, 3 millones de personas murieron por esta enfermedad. Hay estudios que establecen que ya son 21.8 millones en total las muertes causadas desde el principio de esta epidemia hace 20 años. (1)
¿Solución?         Así que ya estamos advertidos. ¿Qué solución nos dan? El omnipotente condón. Se supone que sale a las mil maravillas. Es la clave para el placer sin peligro de infección. Nunca tengas una cita sin él. Es portátil y exportable, el elemento insustituible de los cuidados de la salud básica en los países despedazados por la guerra o asolados por la pobreza.
La verdad no se dice         Si este pedacito de látex es en realidad tan maravilloso; si se han hecho enormes esfuerzos para distribuirlo a diestra y siniestra; si la educación sexual no está completa sin él, entonces ¿por qué el número de víctimas del SIDA sigue aumentando de manera alarmante? Seguramente no es sólo por compartir agujas o por fallos en los análisis de sangre. Es verdad que muchos culpan a las estadísticas por un mal uso del condón o por dejar las precauciones a la deriva. ¿Pero por qué las agencias que anuncian la “salud reproductiva” no conciencian de que el condón no es un método del todo fiable para evitar el peligro del SIDA? Tal vez por la misma razón en que la palabra “precaución...” aparece en letra pequeña en los paquetes de cigarrillos.
Es jugarse la vida         El hecho es que cuando se hace una pequeña investigación al respecto, la mayoría de los estudios de laboratorio demuestran que en un 98% de casos el virus VIH no atraviesa la barrera del condón. Y ¿qué hay del 2% restante? Hagamos un cálculo con estos números en el caso de alguien que use dos condones a la semana, con un total de 104 al año.... ¡dos de estos encuentros serían mortales! Estas estadísticas se basan únicamente en pruebas mecánicas. Nada es perfecto en este mundo... aun cuando el condón mismo obtenga la mejor calificación en el laboratorio, ¿quién nos garantiza que no puede romperse o resbalar? (2) Al añadir el margen de errores humanos de los consumidores, el grado de eficacia disminuye aún más. Algunos investigadores determinan que en la práctica, los condones reducen en un 90-95% el peligro de transmisión de enfermedades. Estamos hablando ya de un 5-10% de probabilidades de infección. (3)
Las estadísticas "cantan"         La página web de Salud Pública de Seattle comenta con franqueza que: “Los investigadores señalan que los condones no son 100% efectivos. Indican que aún del uso correcto del condón, especialmente en situaciones de alto riesgo, resultan algunas nuevas infecciones con VIH”. Por lo tanto, no podemos arriesgar nuestras vidas en los “salvavidas” de látex. Además de la desilusión acerca de la prevención del VIH, el uso del condón como anticonceptivo todavía admite un 13% de probabilidades de embarazo. Entonces, ¿para qué sirve, realmente? ¿Existen algunas otras opciones?
Vuelta a la tradición         La misma publicación, haciendo eco a muchas otras investigaciones sobre la prevención del SIDA (y la anticoncepción), no ha dudado en informar sobre la posibilidad de recurrir “a la abstinencia sexual como el medio más seguro para evitar el embarazo y la adquisición y transmisión de enfermedades de transmisión sexual.” El estudio continúa: “la monogamia es el mejor medio” de evitar todos estos riesgos. “Practicar la monogamia significa limitar el contacto sexual a una sola persona sana que sólo tiene relaciones contigo.” Aunque, a mucha gente hoy en día le cuesta aceptarlo, el contexto más completo de esta solución es el matrimonio.
¿Qué sucede?         Por otro lado, hay quien se mofa de propuestas que promueven “la abstinencia” como medio ejemplar de una “conducta sexual responsable” que ayudará a la gente a prevenir “embarazos no deseados, las enfermedades de transmisión sexual y el VIH/SIDA”. ¿Tal vez se deba a que este método no es técnicamente médico? Por ejemplo, algunas delegaciones en el tercer PrepCom para la Sesión Especial a favor de la Infancia se opusieron a esta idea “porque la abstinencia tiene muy poco que ver con el tema principal que es la salud de niñas y mujeres.” (4) Pero ¿por qué estas oposiciones a la abstinencia si es la única forma de mostrar el amor sin el peligro de infección, antes de casarse? ¿O es que nos quieren decir que el acto sexual es puramente biológico y que no involucra el amor para nada?
Al menos libertad         Tenemos toda la libertad de expresar lo que pensamos y de hacer lo que queramos con nuestras vidas. Tenemos derecho a amar, a divertirnos y a experimentar emociones y excitaciones. Pero el “bungee jumping” no es la única opción ni, con mucho, la mejor. Además, el permanecer al margen puede demostrar más carácter que el saltar al vacío con la multitud. Por lo tanto, si no nos van a informar la verdad completa, que nos den al menos un poco de espacio para tomar una opción más segura y audaz.
        
(1) Centers for Disease Control and Prevention; Divisions of HIV/AIDS Prevention; Joint United Nations Programme on HIV/AIDS (http://www.cdc.gov/hiv/stats/internat.htm ; http://www.cdc.gov/hiv/pubs/facts/condoms.htm )
(2) Según un estudio, hay una posibilidad de 3.4% que se rompa el condón, y una posibilidad de 1.1% que se resbale. Cfr. Public Health—Seattle and King County: Condom Information Update '99 http://www.metrokc.gov/health/apu/infograms/condom99.html
(3)Idem.
(4)The NGO Committee on UNICEF, Volume 2, Newsletter #6, Article 2. (http://www.ngosatunicef.org)