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Textos escogidos de san Josemaría Escrivá |
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Crezcamos en esperanza, que de este
modo nos afianzaremos en la fe, verdadero fundamento de las cosas
que se esperan, y convencimiento de las que no se poseen (Hebr
XI, 1). Crezcamos en esta virtud, que es suplicar al Señor que acreciente
su caridad en nosotros, porque sólo se confía de veras en lo que se
ama con todas las fuerzas. Y vale la pena amar al Señor. Vosotros habéis
experimentado, como yo, que la persona enamorada se entrega segura,
con una sintonía maravillosa, en la que los corazones laten en un mismo
querer. ¿Y qué será el Amor de Dios? ¿No conocéis que por cada uno de
nosotros ha muerto Cristo? Sí, por este corazón nuestro, pobre, pequeño,
se ha consumado el sacrificio redentor de Jesús.
¡Qué maravilloso será cuando Nuestro
Padre nos diga: siervo bueno y fiel, porque has sido fiel en las
cosas pequeñas, yo te confiaré las grandes: entra en el gozo de tu Señor!
(Mt XXV, 21) ¡Esperanzados! Ese es el prodigio del alma
contemplativa. Vivimos de Fe, y de Esperanza, y de Amor; y la Esperanza
nos vuelve poderosos. ¿Recordáis a San Juan?: a vosotros escribo,
jóvenes, porque sois valientes y la palabra de Dios permanece en vosotros,
y vencisteis al maligno (1 Ioh II, 14). Dios nos urge, para
la juventud eterna de la Iglesia y de la humanidad entera. ¡Podéis transformar
en divino todo lo humano, como el rey Midas convertía en oro todo lo
que tocaba!
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