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En la fiesta de Pentecostés
Textos escogidos de san Josemaría Escrivá
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Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun
careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos
eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense
sus dones.
Frecuenta el trato del Espíritu Santo el
Gran Desconocido que es quien te ha de santificar.
¡Solo! No estás solo. Te hacemos mucha compañía desde lejos. Además..., asentado en tu alma en gracia, el Espíritu Santo Dios contigo va dando tono sobrenatural a todos tu pensamientos, deseos y obras.
Invoca al Espíritu Santo en el examen de conciencia, para que tú conozcas más a Dios, para que te conozcas a ti mismo, y de esta manera puedas convertirte cada día.
Tres puntos importantísimos para arrastrar las almas al Señor: que te olvides de ti, y pienses sólo en la gloria de tu Padre Dios; que sometas filialmente tu voluntad a la Voluntad del Cielo, como te enseñó Jesucristo; que secundes dócilmente las luces del Espíritu Santo.
Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro camino. Esa es la obra del Espíritu Santo en cada alma en la tuya: sé dócil, no opongas obstáculos a Dios, hasta que haga de tu pobre carne un Crucifijo.
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