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"Minutos de silencio". —Dejadlos para los que tienen el corazón
seco.
Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que
está en los cielos.
Camino, 115
Los hijos... ¡Cómo procuran comportarse dignamente cuando
están delante de sus padres!
Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo procuran
guardar la dignidad de la realeza!
Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran
Rey, tu Padre-Dios?
Camino, 265
Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole,
por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé
cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.
—Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!
Camino, 440
Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más
chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. –No lo olvides.
Camino, 860
¡Qué buena cosa es ser niño! —Cuando un hombre solicita
un favor, es menester que a la solicitud acompañe la hoja de sus
méritos.
Cuando el que pide es un chiquitín —como los niños no tienen
méritos—, basta con que diga: soy hijo de Fulano.
¡Ah, Señor! —díselo ¡con toda tu alma!—, yo soy...
¡hijo de Dios!
Camino, 892
Al quererte apóstol, te ha recordado el Señor, para que
nunca lo olvides, que eres "hijo de Dios".
Camino, 919 |