Al comienzo del año
dedicado a Dios Padre

 

 

En los primeros días del último año de preparación al Jubileo
del año 2000, que la Iglesia dedica a Dios Padre,
presentamos algunos puntos de
Camino sobre la filiación divina.


   

"Minutos de silencio". —Dejadlos para los que tienen el corazón seco.

Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está en los cielos.

Camino, 115

Los hijos... ¡Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres!

Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo procuran guardar la dignidad de la realeza!

Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre-Dios?

Camino, 265

Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.

—Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!

Camino, 440

Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.

Y, además de niño, eres hijo de Dios. –No lo olvides.

Camino, 860

¡Qué buena cosa es ser niño! —Cuando un hombre solicita un favor, es menester que a la solicitud acompañe la hoja de sus méritos.

Cuando el que pide es un chiquitín —como los niños no tienen méritos—, basta con que diga: soy hijo de Fulano.

¡Ah, Señor! —díselo ¡con toda tu alma!—, yo soy... ¡hijo de Dios!

Camino, 892

Al quererte apóstol, te ha recordado el Señor, para que nunca lo olvides, que eres "hijo de Dios".

Camino, 919