Homenaje de Juan Pablo II a la Inmaculada
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Con nuestro amor filial |
1. Madre Inmaculada, en este día solemne, |
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Como todos los años, hemos venido a repetir el tradicional homenaje floral del 8 de diciembre, queriendo expresar con este gesto el amor filial de la ciudad, que cuenta con tantos signos de tu materna presencia. |
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Con humildad | Hemos venido en peregrinación humilde, y, haciendo eco a todos los creyentes, te invocamos con confianza: «Muestra que eres madre...» («Monstra Te esse matrem...»). Muestra que eres Madre para todos/ ofrece nuestra oración; que Cristo la acoja con benignidad,/ él que se hizo tu Hijo». |
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¡Ruega a Dios con nosotros! | 2. «Monstra Te esse matrem!» Muéstrate como Madre para nosotros, que, ante esta famosa imagen tuya, con corazón gozoso, damos gracias a Dios por el don de tu Inmaculada Concepción. |
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Tu eres toda hermosa, pues el Altísimo te ha vestido con su potencia. Tu eres la toda santa, que Dios se preparó como morada intacta de gloria. |
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Salve, Templo arcano de Dios, salve, llena de gracia, ¡intercede por nosotros! |
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Necesitamos la paz | 3. «Monstra Te esse matrem!» Te pedimos que presentes nuestra oración a Aquél que te revistió de gracia, librándote de toda sombra de pecado. |
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Nubes obscuras se condensan en el horizonte del mundo. La humanidad, que ha saludado con esperanza la aurora del tercer milenio, siente ahora que se abate sobre sí la amenaza de nuevos y desconcertantes conflictos. La paz en el mundo se encuentra en peligro. |
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Vernos libres del odio | Precisamente por esto nosotros venimos ante ti, Virgen Inmaculada, para pedirte que obtengas, como Madre comprensiva y fuerte, que los espíritus, liberados del humo del odio, se abran al perdón recíproco, a la solidaridad constructiva y a la paz. |
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Donde comenzó el y gran Jubileo | 4. "Monstra Te esse matrem!" Vigila, Madre, sobre la gran familia eclesial, para que todos los creyentes, como auténticos discípulos de tu Hijo, caminen en la luz de su presencia. Sigue vigilando particularmente sobre la Iglesia de Roma, que el 8 de diciembre de 1995, precisamente en este lugar, emprendió con confianza la misión ciudadana, de preparación al gran Jubileo. |
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Recordamos sus abundantes frutos | Fue una misión de abundantes y profundos frutos, que contribuyó a difundir el Evangelio de la esperanza en todo rincón de la ciudad, movilizando a sacerdotes, religiosos y laicos para promover una amplia y profunda renovación espiritual. |
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Ha sido un camino dinámico y valiente, que con la gracia del tiempo jubilar, ha hecho que los individuos y las familias, las parroquias y las comunidades sean conscientes del mandato misionero que cada uno debe asumir responsablemente valorando la riqueza y la variedad de los propios carismas. |
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Para ser fieles a Cristo | 5. "Monstra Te esse matrem!" Estrella de la nueva evangelización, espoléanos y acompáñanos tras los pasos de una pastoral incansablemente misionera con un programa único y decisivo: anunciar a Cristo, Redentor del hombre. |
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La misión se convierte en testimonio diario de todo creyente, en las propias condiciones de vida; que gracias a ella se renueve el rostro cristiano de Roma, para que todos vean con claridad que la fidelidad a Cristo cambia la existencia personal y plasma un futuro de paz, un porvenir mejor para todos. |
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Las vocaciones entregadas a Dios | Madre Inmaculada, que haces fecunda de hijos a la Iglesia, apoya también nuestra solicitud incesante, por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Que el congreso romano del próximo mes de junio, que la diócesis dedica oportunamente a este tema, aliente a los jóvenes y a sus familias a responder con corazón generoso a la llamada del Señor. |
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¡Mar adentro! | Que gracias a tu validísima intercesión todo el pueblo de Dios y en particular esta amada Iglesia de Roma pueda «remar mar adentro» hacia esa santidad que constituye la condición decisiva para todo apostolado fecundo. |
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Madre de misericordia y de paz, inmaculada Madre de Dios, ¡reza por nosotros! |