Para comprender la Navidad, debemos entrar en la escuela de María y José

 

Intervención del Papa en la audiencia general
del domingo, 23 diciembre de 2001

Dios está con nosotros

        ¡Queridos hermanos y hermanas!

        1. Celebramos hoy el cuarto domingo de Adviento, mientras ya hierven los preparativos para la fiesta de Navidad. La Palabra de Dios, en la liturgia, nos ayuda a concentrar la atención sobre el significado de este fundamental acontecimiento salvífico, que es al mismo tiempo histórico y sobrenatural.

        "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo al que llamará Enmanuel: Dios-con-nosotros" (Is 7, 14). Esta profecía de Isaías reviste en la economía de la salvación una importancia capital. Asegura que "Dios mismo" dará un descendiente al rey David como "signo" de su fidelidad. Esta promesa se ha realizado con el nacimiento de Jesús de la Virgen María.
En adoración extasiada         2. Para comprender el significado y el don de gracia de la Navidad ya inminente debemos por tanto entrar en la escuela de la Virgen y de su esposo José, a quienes en el pesebre contemplaremos en adoración extasiada del recién nacido Mesías.
        En la página evangélica de hoy, Mateo pone en evidencia el papel de José, a quien califica de hombre "justo" (Mt 1, 19), subrayando con ello como estaba enteramente orientado al cumplimiento de la voluntad de Dios. Precisamente con motivo de esta justicia interior, que en último término coincide con el amor, José no pretende repudiar a María, aún habiéndose dado cuenta de su incipiente embarazo. Piensa "despedirla en secreto" (Mt 1, 19), pero es invitado por el ángel del Señor a no temer y tomarla consigo.
Escucha a Dios         Surge aquí otro aspecto de la personalidad de san José: es un hombre abierto a la escucha de Dios en la oración. Aprende del ángel que "lo que ha sido generado [en María] viene del Espíritu Santo" (Mt 1, 20), según la antigua profecía: "He aquí que la virgen concebirá…", y está dispuesto a acoger los designios de Dios, que sobrepasan los límites humanos.
Justicia y oración

        3. En síntesis, se puede definir a José como un auténtico hombre de fe, como su esposa María. La fe conjuga justicia y oración, y es esta la disposición más idónea para encontrar al Enmanuel, el Dios-con-nosotros. Creer, en efecto, significa vivir en la historia abiertos a la iniciativa de Dios, a la fuerza creadora de su Palabra, que en Cristo se ha hecho carne, uniéndose para siempre a nuestra humanidad. La Virgen María y San José nos ayuden a celebrar así, en modo fructuoso, el nacimiento del Redentor.