El cardenal Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI

El cardenal Joseph Ratzinger ha sido elegido Sumo Pontífice, 264 sucesor de Pedro, tomando el nombre de Benedicto XVI.

Ciudad del Vaticano, 19 ABR 2005 (VIS)..

Mientras una emoción poco común inundada a cuantos llenaban ya por completo la Plaza de San Pedro

        A las 18,43, después de aparecer la "fumata" blanca, el cardenal protodiácono, Jorge Arturo Medina Estévez, dio el anuncio a las gentes desde la "loggia" o balcón externo de la Bendición de la basílica vaticana, con estas palabras:

Annuntio vobis gaudium magnum;
habemus Papam:
Eminentissimun ac Reverendissimum Dominum,
Dominum Josephum
Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Ratzinger
qui sibi nomen imposuit Benedictum XVI.

(Os anuncio con gran alegría:
Tenemos Papa,
El eminentísimo y reverendísimo Señor,
Señor, Joseph
Cardenal, de la Santa Iglesia Romana, Ratzinger
Que ha tomado el nombre de Benedicto XVI)

        El cónclave que ha llevado a la elección de Benedicto XVI comenzó el lunes, 18 de abril, en la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano, con el "extra omnes" intimado a las 17.25 por el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el arzobispo Piero Marini, tras el juramento de los 115 cardenales electores.

        La primera fumata negra apareció a las 20,04 del mismo día.

        El martes, 19 de abril, la fumata negra fue a las 11,52 .

        La fumata blanca apareció a las 17,50 del martes 19 de abril.

        A las 18,48, el Santo Padre Benedicto XVI, precedido por la Cruz, se asomó a la loggia exterior de la basílica para saludar a la multitud e impartir la bendición apostólica "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo).

        Antes de la bendición, el nuevo pontífice dirigió estas palabras a los fieles:

         "Queridos hermanos y hermanas: Después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido, a mí, un sencillo y humilde obrero de la viña del Señor.

        Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con herramientas insuficientes y sobre todo me confío a vuestras oraciones.

        En la alegría del Señor Resucitado, confiados en su ayuda permanente, prosigamos. El Señor nos ayudará y María, su Madre Santísima, estará a nuestro lado. Gracias".


* * *

        Tras un largo aplauso, impartió la bendición apostólica «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo) y se despidió de los fieles.