La Navidad, un «salto de calidad» en la historia de la salvación

Intervención de Juan Pablo II en la audiencia general sobre el misterio de la Navidad.

Ciudad del Vaticano, 22 diciembre de 2004.

Una llamada

        1. En este tiempo de inmediata preparación a las fiestas navideñas, la liturgia nos propone con frecuencia la invocación: «Ven Señor Jesús». Es como un estribillo que surge del corazón de los creyentes desde todos los rincones de la tierra y resuena incesantemente en la oración de la Iglesia.

        Hemos invocado la venida de Cristo también hace unos momentos con el canto de la Antífona de hoy. Se dirige al Mesías con títulos particularmente bellos y significativos, tomados de la tradición bíblica: «Rey de los pueblos», «Esperado por todas las naciones», «Piedra angular que une a los pueblos».

El gran "salto"

        2. En Navidad contemplaremos el gran misterio de Dios, que se hace hombre en el seno de la Virgen María. ¡Nace en Belén para compartir nuestra frágil condición humana! Viene entre nosotros y trae la salvación para todo el mundo. Su misión será reunir a todos los seres humanos y a los pueblos en la única familia de los hijos de Dios.

        Podemos decir que en el misterio de la Navidad contemplamos un «salto de calidad» en la historia de la salvación. Al ser humano, que con el pecado se había alejado del Creador, se le ofrece en Cristo el don de una nueva y más plena comunión con Él. Se enciende de nuevo en su corazón la esperanza, a la vez que se abren otra vez las puertas del paraíso.

En "profundidad"

        3. ¡Queridos hermanos y hermanas! Que la celebración de la inminente Navidad sea una ocasión propicia para vivir en profundidad el valor y el significado del gran acontecimiento del nacimiento de Jesús.

        Este es el auspicio que os expreso a los que participáis en esta audiencia general, a vuestras familias y a vuestras comunidades de origen.