Entrevista con el enviado del Papal.

«La fe en la Eucaristía es garantía de futuro»

El cardenal Jozef Tomko, enviado especial de Juan Pablo II al Congreso Eucarístico Internacional, concedió esta entrevista al término de la primera jornada del Simposio Teológico Pastoral previo al Congreso Eucarístico Internacional.

GUADALAJARA, miércoles, 6 octubre 2004 (ZENIT.org-El Observador)

 


Después de escuchar los aportes sobre la vivencia de la fe en la Eucaristía en los cinco continentes, ¿qué problemas en común encuentra usted con respecto a la Eucaristía?

        Hay una serie de problemas comunes, pero también hemos constatado que hay fe. La fe en la Eucaristía es garantía de futuro. Hemos comprobado que donde hay Eucaristía hay, también, esperanza: no hay guerra, no hay violencia, porque la Eucaristía es la experiencia máxima del Amor. Es Dios que ama al hombre con el corazón de un hombre. Eso transforma una realidad completa.

Sin embargo, tanto el cardenal Amigo Vallejo de Sevilla (España), como el cardenal Bernard Francis Law, Arcipreste de Santa María la Mayor en Roma, han hablado de visibles procesos de secularización...

         Por supuesto que hay problemas, sobre todo en Europa, en particular los derivados del «privatismo» y del secularismo. Pero también se dan encuentros como éste que están promoviendo en el mundo ulteriores desarrollos de la doctrina teológica sobre la Eucaristía; espacios para continuar la reflexión que permiten descubrir que la Eucaristía no es sólo para la Iglesia, es para la humanidad.

En una entrevista reciente que usted nos concedió (Cf. 30 de septiembre de 2004), usted decía que la Eucaristía es el «banco de pruebas para la fe». ¿Podría profundizar sobre este tema?

        Hay un proceso de secularización radical. No hay más ateos que en el pasado, más ateos militantes, quiero decir. En el pasado había más claridad. Se decía: Dios no existe y nada más. Ahora hay gente que no se plantea si hay o no hay Dios: Dios es una categoría que queda completamente fuera de mi vida. Estamos viendo un «privatismo» que consiste en la marginalización de Dios, de la religión, de la fe.

¿El antídoto sería revitalizar la práctica de la Eucaristía?

        La fe en la Eucaristía no es una fe fácil. No se puede utilizar el criterio del conocimiento por contacto o la experiencia de la Presencia. Es pura fe. Por ello les decía que la Eucaristía es el banco de pruebas de la fe, de nuestra fe. Si no hay fe en la Eucaristía es porque te falta una aproximación al misterio de la fe.

¿Y el combate contra los valores cristianos, no es, también, parte de este proceso de secularización?

        Ahora se combaten los valores cristianos sin saber que son valores plenamente humanos. Lo ha dicho el Santo Padre: lo auténticamente cristiano es, también, lo auténticamente humano. Hoy mismo, la Iglesia es la única institución que defiende los valores del hombre. Lo hace consciente de que defender los valores de Dios es defender los valores del hombre.

¿Es posible hablar, como muchos lo hacen, de una crisis de la Iglesia?

        La crisis consiste, más bien, en el rechazo a la Iglesia, porque cuando el hombre rechaza a Dios, también se rechaza al hombre. Pero el hombre no religioso siente necesidad de trascender. El hombre no se salva a sí mismo. El vacío que a muchos toca hoy en sus corazones, ¿cómo pueden llenarlo? Esta es la tarea de la Iglesia y de la catequesis.