Selección de textos de Santa
Teresa de Ávila I

Obrar con decisión
        Digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo, como muchas veces parece cuando decimos: «hay peligros», «fulana por aquí se perdió», «el otro se engañó», «el otro, que rezaba mucho, cayó», «hacen daño a la virtud», «no es para mujeres, que les podrán venir ilusiones», «mejor será que hilen», «no han menester esas delicadeces»... (Camino de perfección, cap. 21, 2).
El demonio teme a las almas decididas

        El demonio ha gran miedo a ánimas determinadas, que tiene ya experiencia le hacen gran daño, y cuanto él ordena para dañarlas, viene en provecho de esas almas y él sale con pérdida. Y ya que no hemos nosotros de estar descuidados, porque nos habemos con gente traidora, y a los apercibidos no osa tanto acometer, porque es muy cobarde; mas si viese descuido, haría gran daño. Y si conoce a uno por mudable y que no está firme en el bien y con gran determinación de perseverar, no le dejará a sol ni a sombra.

        Miedos le pondrá e inconvenientes que nunca acabe. Yo lo sé esto muy bien por experiencia (...) y por eso hay que pelear con más ánimo. Ya se sabe que, venga lo que viniere, no ha de tornar atrás. Es como uno que está en una batalla, que sabe, si le vencen, no le perdonarán la vida, y que ya que no muere en la batalla ha de morir después; pelea con más determinación y quiere vender bien su vida –como dicen– y no teme tanto los golpes, porque lleva adelante lo que le importa la victoria y que le va la vida en vencer. (Camino de perfección, cap. 23, 4-5).

Aborrecer el pecado

        Tened esta cuenta y aviso –que importa mucho– que no os descuidéis hasta que os veáis con tan gran determinación de no ofender al Señor, que perderíais mil vidas antes que hacer un pecado mortal, y de los veniales estéis con mucho cuidado de no hacerlos; esto de advertencia, que de otra suerte, ¿quién estará sin hacer muchos? Mas hay una advertencia muy pensada; otra tan de presto, que casi haciéndose el pecado venial y advirtiendo, es todo uno, que no nos pudimos entender. Mas pecado muy de advertencia, por chico que sea, Dios nos libre de él. (Camino de perfección, cap. 41, 3).

Excusas

        ...dejamos de ir al coro, un día porque nos dolió la cabeza, otro porque nos ha dolido, y otros tres porque no nos duela... (Camino de perfección, cap. 10, 7).

Dios exige una vida sacrificada

        Y está claro que, pues lo es que a los que Dios mucho quiere lleva por camino de trabajos, y mientras más los ama, mayores (...). Pues creer que admite a su amistad estrecha gente regalada y sin trabajos, es disparate. (Camino de perfección, cap. 18, 2).