![]() ![]() |
|
Queridos
hermanos y hermanas,
Antes de concluir esta celebración eucarística, deseo saludarlos y agradecerles a todos ustedes. Agradezco a mis hermanos Cardenales y Obispos, así como a los sacerdotes, religiosas y religiosos, provenientes de cada lugar del mundo, especialmente a aquellos que pertenecen a las familias espirituales de los nuevos santos. Saludo a todos los fieles laicos que se han reunido aquí. Saludo a las Delegaciones oficiales de los diferentes países, en particular al Presidente de la República Italiana y a Su Alteza el Príncipe de Gales. De hecho, con su testimonio evangélico, estos santos han fomentado el crecimiento espiritual y social en sus respectivas naciones. Un pensamiento especial que dirijo a los delegados de la Comunión Anglicana, con profunda gratitud por su presencia y también te doy la bienvenida a ti, querido hermano, nuevo obispo aquí en Roma. Os saludo a todos ustedes, queridos peregrinos, así como a todos los que habéis seguido esta Misa a través de la radio y la televisión. Un saludo especial dirijo a los fieles de Polonia, que hoy celebran la fiesta de la Jornada del Papa: Les agradezco por sus oraciones y por su constante afecto. Y mis pensamientos van una vez más a Oriente Medio. En particular, a la amada y atormentada Siria, de donde provienen una vez más noticias dramáticas sobre el destino de las poblaciones del noreste del país obligadas a abandonar sus hogares a causa de las acciones militares: entre ellos se encuentran también muchas familias cristianas. A todos los actores implicados y también a la Comunidad Internacional; por favor renuevo el llamado a comprometerse con sinceridad, con honestidad y transparencia en el camino del diálogo para encontrar soluciones eficaces. Junto con todos los miembros del Sínodo de los Obispos de la Región Panamazzoniana, especialmente a los provenientes de Ecuador, sigo con preocupación lo que está sucediendo en las últimas semanas en ese país. Lo encomiendo a la oración común y a la intercesión de los nuevos santos, y me uno al dolor por los muertos, los heridos y desaparecidos. Os animo a buscar la paz social, con atención especial a las poblaciones más vulnerables, los pobres y los derechos humanos. Y ahora nos dirigimos a la Virgen María, modelo de perfección evangélica, para que nos ayude a seguir el ejemplo de los nuevos santos.
| |
Recibir NOVEDADES FLUVIUM |
|