Virgen Santa
e Inmaculada, a Ti, que eres el honor de nuestro pueblo y la guardiana
atenta que cuida de nuestra ciudad, nos dirigimos con confianza
y amor.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María !
El pecado no está en Ti.
Suscita en
todos nosotros un renovado deseo de santidad:en nuestra palabra
brille el esplendor de la verdad, en nuestras obras resuene el canto
de la caridad,en nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten
la pureza y la castidad, en nuestra vida se haga presente toda la
belleza del Evangelio.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.
Ayúdanos
a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor: el
grito de los pobres nunca nos deje indiferentes,el sufrimiento de
los enfermos y los necesitados no nos encuentre distraídos,
la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños nos
conmuevan, toda vida humana sea siempre amada y venerada por todos
nosotros.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.
Haz que no
perdamos el sentido de nuestro camino terrenal: la suave luz de
la fe ilumine nuestros días, la fuerza consoladora de la
esperanza dirija nuestros pasos, el calor contagioso del amor anime
nuestro corazón, los ojos de todos nosotros permanezcan fijos,
allí, en Dios, donde está la verdadera alegría.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
Escucha nuestra
oración, atiende nuestra súplica: se Tú en
nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,que
esta belleza divina nos salve a nosotros, a nuestra ciudad, al mundo
entero.
Amén.