|
Obras
Completas
|
Santa
Teresa de Jesús
|
|
Creer
y amar con Benedicto XVI
|
José
Luis García labrado
|
|
La
esencia del cristianismo
|
Romano
Guardini
|
|
La
vida de Jesucristo en la predicacion de Juan Pablo II
|
Pedro
Beteta
|
|
Práctica
del amor a Jesucristo
|
San
Alfonso María de Ligorio
|
|
La
escuela del Espiritu Santo
|
Jacques
Philippe
|
|
La
Virgen Nuestra Señora (26ª ed.)
|
|
|
Después
de esta vida (5ª ed.)
|
|
|
|
|
--Padre
Federico Lombardi, S.I.:
Santidad, bienvenido entre nosotros. Somos el acostumbrado grupo de sus
acompañantes periodistas que se preparan para dar un eco en la
prensa mundial a su viaje, y estamos muy agradecidos por el hecho de que
usted, desde un inicio, tenga tiempo para nosotros, para ayudarnos a comprender
bien el significado de este viaje, que es un viaje particular, pues vamos
a su patria y se hablará en su idioma... En Alemania hay unos cuatro
mil periodistas acreditados en las diferentes etapas del viaje. Aquí
en el avión somos 68, de los cuales algo más de veinte son
alemanes.
Le presento unas
preguntas. La primera se la presento en alemán, de manera que
usted pueda hablar para nuestros colegas alemanes en su idioma.
[En alemán]
--Padre
Federico Lombardi, S.I.: Santidad, permítanos al inicio una
pregunta muy personal. ¿Hasta qué punto el Papa Benedicto
XVI todavía se siente alemán? ¿Cuáles
son los aspectos en los que se da cuenta todavía quizá
cada vez menos en los que influye su origen alemán?
Hölderlin
dijo en una ocasión: Lo que más influye es el nacimiento,
y esto claro está yo también lo experimento. He nacido
en Alemania y no se puede ni se debe cortar la raíz. He recibido
mi formación cultural en Alemania, mi lengua es el alemán
y la lengua es la manera en la que el espíritu vive y actúa,
y toda mi formación cultural tuvo lugar en ese ambiente. Cuando
hago teología, lo hago a partir de la forma interior que aprendí
en las universidades alemanas y por desgracia tengo que admitir que
sigo leyendo más libros alemanes que en otros idiomas. Por este
motivo, en mi manera de ser, el ser alemán es muy fuerte. La
pertenencia a su historia, con su grandeza y debilidades, no puede y
no debe ser eliminada. Para un cristiano, sin embargo, se añade
otro elemento. Con el bautismo, nace de nuevo, nace en un nuevo pueblo
que está compuesto por todos los pueblos, un pueblo que abarca
a todos los pueblos y todas las culturas y al que a partir de ese momento
pertenece de verdad, sin que esto le haga perder su origen natural.
Luego, cuando se asume una responsabilidad grande, como me sucede, pues
tengo la responsabilidad suprema en este nuevo pueblo, es evidente que
uno se sumerge cada vez más en el mismo. La raíz se convierte
en un árbol que crece en todas las direcciones y el hecho de
pertenecer a esta gran comunidad de la Iglesia católica, un pueblo
compuesto por todos los pueblos, se hace cada vez más viva y
profunda, forja toda la existencia sin renunciar por ello al pasado.
Diría, por tanto, que el origen queda, queda el origen cultural,
queda también el amor particular y la particular responsabilidad,
pero integrado y ampliado en una pertenencia más amplia, en la
civitas Dei [la ciudad de Dios, ndt.], como diría
Agustín, en el pueblo de todos los pueblos en el que todos somos
hermanos y hermanas.
[En italiano]
--Padre
Lombardi: Santo Padre, en los últimos años, se ha dado
un aumento de los abandonos en la Iglesia, en parte a causa de los
abusos cometidos contra menores por miembros del clero. ¿Cuál
es su sentimiento sobre este fenómeno? ¿Qué les
diría a quienes quieren abandonar la Iglesia?
Ante todo, tenemos
que distinguir el motivo específico por el que se sienten escandalizados
por estos crímenes, que se han registrado en estos últimos
tiempos. Puedo comprender que, a la luz de estas informaciones, sobre
todo si son personas cercanas, uno diga: Esta ya no es mi Iglesia.
La Iglesia era para mí fuerza de humanización y de moralización.
Si los representantes de la Iglesia hacen lo contrario, ya no puedo
vivir con esta Iglesia. Esta es una situación específica.
Generalmente los motivos son múltiples en el contexto de la secularización
de nuestra sociedad. En general, estos abandonos son el último
paso de una larga cadena de alejamiento de la Iglesia. En este contexto,
me parece importante preguntarse: ¿Por qué estoy
en la Iglesia? ¿Estoy en la Iglesia como en una asociación
deportiva, una asociación cultural, etc., en la que encuentro
respuesta a mis intereses y si ya no es así me voy? ¿O
estar en la Iglesia es algo más profundo?. Yo diría
que es importante reconocer que estar en la Iglesia no quiere decir
formar parte de una asociación, sino estar en la red del Señor,
que, que pesca peces buenos y malos de las aguas de la muerte para llevarlos
a las tierras de la vida. Puede ser que en esta red esté junto
a peces malvados y lo siento, pero es verdad que no estoy aquí
por éste o por el otro, sino porque es la red del Señor,
que es algo diferente a todas las asociaciones humanas, una red que
toca el fundamento de mi ser. Hablando con estas personas creo que tenemos
que ir hasta el fondo de la cuestión: ¿qué es la
Iglesia? ¿Cuál es su diversidad? ¿Por qué
estoy en la Iglesia, aunque se den escándalos terribles? Así
se puede renovar la conciencia del carácter específico
de ser Iglesia, pueblo de todos los pueblos, pueblo de Dios, y aprender
así a soportar también los escándalos y trabajar
contra los escándalos, formando parte precisamente de esta gran
red del Señor.
--Padre
Lombardi: No es la primera vez que grupos de personas se manifiestan
en contra de su llegada a un país. La relación de Alemania
con Roma era tradicionalmente crítica, incluso dentro del mismo
ámbito católico. Los temas de controversia son conocidos
desde hace tiempo: el preservativo, la Eucaristía, el celibato.
Antes de su viaje, incluso parlamentarios han tomado posiciones de
crítica. Pero antes de su viaje a Gran Bretaña la atmósfera
tampoco parecía amigable y después todo salió
bien. ¿Con qué sentimientos emprende este viaje a su
antigua patria y dirigirá su palabra a los alemanes?
Ante todo, diría
que es algo normal que en una sociedad libre y en una época secularizada
se den posiciones en contra de una visita del Papa. Es justo que expresen
ante todos su contrariedad: forma parte de nuestra libertad y tenemos
que reconocer que el secularismo y precisamente la oposición
al catolicismo es fuerte en nuestras sociedades. Cuando estas oposiciones
se expresan de una manera civilizada, no se puede decir nada en contra.
Por otra parte, también es verdad que hay muchas expectativas
y mucho amor por el Papa. En Alemania hay varias dimensiones de esta
oposición: la antigua oposición entre cultura germánica
y románica, los choques de la historia
Además, estamos
en el país de la Reforma, que ha acentuado estos contrastes.
Pero se da también un grande consenso sobre la fe católica,
una convicción cada vez mayor de que en nuestro tiempo tenemos
necesidad de una fuerza moral. Tenemos necesidad de una presencia de
Dios en nuestro tiempo. Junto a la oposición, que creo que es
normal, hay mucha gente que me espera con alegría, que espera
una fiesta de fe, estar juntos, la alegría de conocer a Dios
y vivir juntos en el futuro, que Dios nos lleva de la mano y nos muestra
el camino. Por este motivo voy con alegría a mi Alemania y me
siento feliz de llevar el mensaje de Cristo a mi tierra.
--Padre
Lombardi: Una última pregunta. Santo Padre, usted visitará
en Erfurt el antiguo convento del reformador Martín Lutero.
Los cristianos evangélicos y los católicos en
diálogo con ellos se están preparando para conmemorar
el quinto centenario de la Reforma. Con qué mensaje, con qué
pensamientos se está preparando para ese encuentro? ¿Hay
que interpretar este viaje como un gesto fraterno con los hermanos
y hermanas separados de Roma?
--Benedicto XVI:
Cuando acepté la invitación para realizar este viaje para
mí era evidente que el ecumenismo con nuestro amigos evangélicos
debía ser un punto fuerte y central de este viaje. Vivimos en
un tiempo de secularismo, como ya he dicho, donde los cristianos juntos
tienen la misión de hacer presente el mensaje de Dios, el mensaje
de Cristo, hacer que creer sea posible, avanzar con estas grandes ideas,
con la verdad. De este modo, estar juntos, católicos y evangélicos,
se convierte en un elemento fundamental para nuestro tempo, aunque institucionalmente
no estemos perfectamente unidos y, aunque permanezcan grandes problemas,
problemas en el fundamento de la fe en Cristo, en el Dios trinitario
y en el hombre, como imagen de Dios. Estamos unidos y debemos mostrar
al mundo y profundizar en esta unidad. Es algo esencial en este momento
histórico. Por este motivo, me siento muy agradecido con nuestros
amigos, hermanos y hermanas, protestantes, que han hecho posible un
signo muy significativo: el encuentro en el monasterio donde Lutero
comenzó su camino teológico, el acto de oración
en la Iglesia donde fue ordenado sacerdote y hablar juntos sobre nuestra
responsabilidad de cristianos en este tiempo. Estoy muy feliz de poder
manifestar esta unidad fundamental, que somos hermanos y hermanas, y
trabajamos juntos por el bien de la humanidad, anunciando el gozoso
mensaje de Cristo, del Dios que tiene un rostro humano y que habla con
nosotros.
|