“Alimentados con el pan divino, se renueven las almas”
Carta, fechada el 21 de abril y publicada este miércoles por la Oficina de Información de la Santa Sede, de Benedicto XVI al cardenal Angelo Sodano, legado pontificio para la celebración del X Congreso Eucarístico Nacional de España, que se celebrará en Toledo del 27 al 30 de mayo.
Ciudad del Vaticano, miércoles 19 de mayo de 2010.
Los caminos de Jesús
El Siglo de las Reformas

Venerable Hermano Nuestro
ANGELO SODANO, Cardenal de la Santa Iglesia Romana
Decano del Colegio Cardenalicio

        Creemos firmemente que todos los bienes fluyen, como de una fuente, del mismo Señor. Los fieles, que se acercan a él con toda confianza, se llenan de gracia y se enriquecen copiosamente con sus dones celestiales. Pues “el don, que está en Cristo, siendo uno está en todos; y porque no falta en ninguna parte, se da en la medida en que cada uno quiera recibirlo; habita en tanto en cuanto cada uno quiera merecerlo” (S.Hilario, De Trinitate, 2, 31).

        Con inmenso gozo hemos sabido que entre los días 27 al 30 del mes de mayo se reunirán en la muy ilustre ciudad de Toledo una gran cantidad de fieles para celebrar el X Congreso Eucarístico Nacional. Estando en pleno Año Sacerdotal y Año Jubilar Compostelano, el Pueblo de Dios se ve colmado de gracias celestiales y de conmemoraciones salvíficas con las que, sustentado, puede llevar a cabo su misión en las ocupaciones cotidianas que deben ser desempeñadas con fortaleza y diligencia. Para hacernos presente en tan importante acontecimiento, a petición del Venerable Hermano Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo Metropolitano de Toledo, Primado de España, en nombre del resto de los obispos, hemos decidido enviar a un varón eminente que ejerza

        nuestra participación y nos represente. A ti, pues, Venerable Hermano Nuestro, dirigimos nuestro pensamiento, tú que por tu dignidad y el lugar distinguido que ocupas entre los Padres del Colegio Cardenalicio, eres sin duda la persona idónea para ejercer este ministerio y llevarlo a cabo admirablemente. Así pues, movido por un gran afecto a tu persona, Venerable Hermano Nuestro, te proclamamos y constituimos como Legado Nuestro para la celebración a la que nos hemos referido anteriormente.

        
Finalmente, manifestarás abiertamente nuestra benevolencia y solicitud mientras ofrecemos oraciones para que, alimentados con el pan divino, se renueven las almas y los espíritus y se enriquezcan con señalada piedad. Igualmente queremos que trasmitas a todos un caluroso saludo y que impartas, en mi nombre, a todos los participantes de este acontecimiento nuestra Bendición Apostólica, de manera que sea anuncio de gracias divinas y estímulo de renovación espiritual.

        Dado en el Palacio Vaticano el día 21 del mes de Abril, del año 2010, sexto de Nuestro Pontificado.

Papa Benedicto XVI