Palabras al rezar el Regina Coeli tras la misa en el estadio de Ammán
Palabras que pronunció Benedicto XVI al final de la misa en el Estadio Internacional de Ammán, con motivo del Regina Coeli, tras la multitudinaria misa dominical.
Ammán, domingo, 10 mayo 2009.
El Siglo de las Reformas

Queridos amigos:

        Durante la misa he hablado del carisma profético de las mujeres, como portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz. El ejemplo supremo de las virtudes femeninas es la bienaventurada Virgen María: la Madre de la Misericordia y Reina de la Paz. Al dirigimos a ella, invoquemos su materna intercesión sobre todas las familias de estas tierras, para que puedan ser escuelas de oración y escuelas de amor. Pidamos a la Madre de la Iglesia que dirija su mirada misericordiosa sobre todos los cristianos de estas tierras; que con la ayuda de su oración puedan ser verdaderamente una sola cosa en la fe que profesan y en el testimonio que ofrecen. A ella, que respondió generosamente al anuncio del ángel y aceptó la llamada para convertirse en la Madre de Dios, pidamos que dé valor y fortaleza a todos los jóvenes que hoy disciernen su propia vocación, de modo que puedan entregarse generosamente para cumplir la voluntad del Señor.

        En este tiempo pascual nos dirigimos a la bienaventurada Virgen con el título de Regina Coeli. Como fruto de la Redención conquistada por la muerte y resurrección de su Hijo, también ella fue elevada a la gloria eterna y coronada como reina de los Cielos. Con gran confianza en el poder de su intercesión, nos dirigimos a ella ahora con alegría en nuestros corazones y con amor por nuestra gloriosa siempre Virgen Madre invocamos sus oraciones.