El Papa pide orar por un nuevo Pentecostés, por Latinoamérica y por el buen uso de los medios
Palabras que ha pronunciado Benedicto XVI el domingo al rezar la oración mariana del «Regina Caeli» junto a los fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Ciudad del Vaticano, 20 mayo de 2007.
Padre Pio (DVD)
Carlo Carlei
Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental
Thomas E. Woods Jr.

¡Queridos hermanos y hermanas!

        Deseo antes que nada renovar mi agradecimiento al Señor por el viaje apostólico a Brasil, que he realizado del 9 al 14 de mayo, y, al mismo tiempo, dar las gracias a cuantos me han acompañado con su oración. El motivo de esta visita pastoral mía, como sabéis, ha sido la inauguración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Pero antes de este gran evento eclesial, tuve oportunidad de encontrar a la gran comunidad católica brasileña. Muchos fieles, en efecto, se reunieron para la ocasión en la ciudad de Sao Paulo, especialmente para la canonización del primer beato nativo del Brasil: Fray Antonio de Santa Ana Galvão. Cuento con expresarme más ampliamente sobre este viaje el próximo miércoles, durante la Audiencia general. Mientras tanto, os invito a seguir orando por la Conferencia que se está celebrando en Aparecida y por el camino del pueblo de Dios que vive en América Latina.

        Un ulterior motivo de reflexión y de oración nos lo ofrece hoy la celebración anual de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que tiene por tema «Los niños y los medios de comunicación: un reto para la educación». Los desafíos educativos en el mundo actual están frecuentemente unidos a la influencia de los mass-media, que hacen competencia a la escuela, a la Iglesia e, incluso, a la familia. En este contexto, es esencial una adecuada formación en el uso correcto de los media: los padres, los profesores y la comunidad eclesial están llamados a colaborar para educar a los niños y a los jóvenes a ser selectivos y a madurar una actitud crítica, cultivando el gusto por lo que es estética y moralmente válido. Pero también los medios deben llevar su contribución a este empeño educativo, promoviendo la dignidad de la persona humana, el matrimonio y la familia, las conquistas y las metas de la civilización. Los programas que inculcan violencia y comportamientos antisociales, o vulgarizan la sexualidad humana, son inaceptables, tanto más si se proponen a los menores. Renuevo por lo tanto el llamamiento a los responsables de la industria de los media y a los agentes de la comunicación social, a fin de que salvaguarden el bien común, respeten la verdad y protejan la dignidad de la persona y de la familia.

        Queridos hermanos y hermanas: la solemnidad de la Ascensión del Señor, que la liturgia ha recordado el pasado jueves, en algunos países se celebra hoy. Jesús resucitado vuelve al Padre; nos abre así el camino a la vida eterna y hace posible el don del Espíritu Santo. Como entonces hicieron los Apóstoles, también nosotros, después de la Ascensión, nos recogemos en oración para invocar la efusión del Espíritu, en unión espiritual con la Virgen María (v. Hch 1, 12-14). Que su intercesión obtenga para toda la Iglesia un renovado Pentecostés.