Queridos padres
franciscanos;
amadísimos hermanos y hermanas:
Durante su primer
viaje a Polonia, Juan Pablo II visitó este santuario y dedicó
su discurso a la oración. Al final, dijo: "Y también
pido esto: pido que oréis aquí por mí, durante
mi vida y después de mi muerte". Hoy he querido detenerme
un momento en la capilla de la Virgen, y con gratitud orar por él,
como pidió en esa ocasión. Siguiendo el ejemplo de
Juan Pablo II, también yo os pido encarecidamente que oréis
por mí y por toda la Iglesia.
Quisiera
decir que, como el querido cardenal Stanislaw, también yo
espero que la Providencia conceda pronto la beatificación
y la canonización de nuestro amado Papa Juan Pablo II.