Oxígeno, nitrógeno y argón
Enrique Monasterio
Un safari en mi pasillo
Un safari en mi pasillo. Otra catequesis desenfadada a la gente joven

 

Libertad para algunos

        La canción es de Mecano y tiene más de veinte años, pero aún la cantan los chavales de 16. Al menos Natalia, que me escribió la letra sin un solo error cuando yo trataba de reconstruirla.

        Se trata de una especie de parábola disparatada. Aire –grita el estribillo–. Soñé por un momento que era aire: oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida ni color. Fui aire, aire volador.

        El protagonista es un chaval que una noche de resaca se despierta en plena metamorfosis eólica. Ha empezado a desinflarse por el ombligo y se está diluyendo en la atmósfera: fui pasando –qué curioso– al estado gaseoso.

        Consecuente con su nueva situación, trata de ser respirado por la que duerme a su lado, pero el experimento le deja insatisfecho, y decide transformarse en huracán. ¡Este cuarto es muy pequeño para las cosas que sueño! –aúlla– Y lo siento por mi novia y el cristal que me cargué: me escapé por la ventana y en picado me lancé.

        La aventura tiene un final triste: pero tuve mala suerte y, cuando iba a remontar, me volví otra vez humano… No faltéis al funeral.

        Conté esta historia en clase a un grupo de chicos y chicas. Como digo, casi todos conocían la música y la letra, pero llevábamos ya media hora hablando sobre la libertad, y era urgente rematar la faena.

        La mayoría de mis alumnos parecía sostener que, en el fondo, nunca somos libres del todo, porque para serlo, habría que huir de cualquier atadura que nos condicione. Según ellos sería preciso marcharse de casa, independizarse de sus padres, no tener que estudiar ni que trabajar; no depender de nada…

Sin límite alguno

        —¡Lo primero es liberarse!, pontificó uno que parecía bien dotado para la demagogia.

        No sé quién empezó a enumerar las barreras que sería necesario derribar para ser libres, pero terminaron por intervenir todos en un debate libertario difícil de encauzar.

        Empezamos a anotar en la pizarra: el trabajo, las enfermedades, la falta de dinero, la moral "burguesa e hipócrita"…

        De pronto una chica sugirió, ante la aprobación casi general, que había que liberarse también "de las limitaciones y condicionamientos biológicos". No empleó exactamente estas palabras, y como tampoco estaba seguro de haberla entendido bien, le pedí que se explicara.

        —Sí, verás… Las mujeres, por ejemplo, no podemos realizarnos como seres humanos, si estamos atadas por la biología…, ya sabes: el sexo, la maternidad… Tenemos mogollón de limitaciones…

        —Así que tú crees que eso que llamamos "naturaleza humana" puede ser un obstáculo para la libertad.

        —Bueno, sí… Deberíamos ser dueños de la sexualidad, de nosotros mismos, poder tener o no tener hijos, o ser hombres en lugar de mujeres…

        —Y no envejecer nunca, ¿verdad? –le contesté–. Y poder volar. ¿No seríamos así más libres? ¿Y si lográsemos suprimir el espacio, y viajar por el tiempo… Y, ¿por qué no?, librarnos del cuerpo al amanecer para recuperarlo por la noche si nos apetece…

La asignatura pendiente

        Fue entonces cuando recordamos la canción de Mecano, y la historia del chico que quiso ser aire.

        David dijo que le parecía una idiotez, y María le respondió que "de eso, nada, tío, porque es una canción muy importante y ha vendido millones de copias y se han forrado, para que te enteres".

        Entonces intervino Javier:

        —Yo creo que la canción dice que uno nunca puede ser libre del todo, que estamos como encerrados en una habitación sin salida… Pero supongo que, para ser libres, tampoco hay que dejar de ser personas.

        Al fin la clase se enderezaba. Es cierto: se diría que el hecho de ser humanos limita nuestra libertad, pero también la hace posible. Por eso, atentar contra lo que somos por naturaleza es ir contra la libertad misma, es decir, suicidarse.

        Dedujimos que para aprender a ser libres es preciso aprobar primero otra asignatura, la de ser hombres o mujeres. Es ésta una materia que sólo se asimila con esfuerzo, moldeándose día a día la musculatura del alma. es decir, la reciedumbre, la sinceridad, la templanza, el dominio de uno mismo, la hombría de bien…

"Sin forma definida"

        Sin eso y sin unas convicciones sólidas que permitan resistir la presión del ambiente, tal vez alguien pensara que es libre; pero sería libre como el aire, nada más.

        En frente de mi casa hay un pequeño jardín público. Todos los viernes, al anochecer se reúnen un centenar de adolescentes. No hacen nada, sólo beben., pero con prisa, frenéticamente. Huyen de sí mismos.

        Yo debo cruzar por el medio, y los encomiendo al Señor: pobres chicos gaseosos, oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida.

"Aire"
(J. M. Cano)

Una noche de resaca
al tratar de despertar
noté que por el ombligo
me empezaba a desinflar.
que mi cuerpo se arrugaba
como un papel vegetal
e iba pasando qué curioso
al estado gaseoso.

Y tras la metamorfosis
me sentí mucho mejor
era un aire gris oscuro
y con bastante polución
se notaba en cualquier caso
que era aire de ciudad
que si bien no es el más sano
lo prefiere el ser humano.

Aire
soñé por un momento que era aire
oxígeno, nitrógeno y argón
sin forma definida ni color
fui aire volador

Como yo soy muy consciente
hasta en esta situación
decidí ser consecuente
con mi nueva dimensión
y probé a ser respirado
por la que duerme a mi lado
sin entrar en pormenores
yo sé hacer cosas mejores

Como no me satisfizo
la experiencia sexual
se me inflaron los vapores
me convertí en huracán
di unas tres o cuatro vueltas
y a la quinta me cansé
este cuarto es muy pequeño
para las cosas que sueño

Aire
(estribillo)

Y lo siento por mi novia
y el cristal que me cargué
me escapé por la ventana
y en picado me lancé
pero tuve mala suerte
y cuando iba a remontar
me volví otra vez humano
no faltéis al funeral.

Aire
(estribillo)