Un exitoso programa educativo.
Cuando el placer de la lectura en los chicos le gana a la TV
Agustina Lanusse
Lunes 4 de setiembre de 2006
LA NACION
El Señor de los anillos
J.R.R. Tolkien
El león, la bruja y el armario
Harry Potter y el misterio del príncipe
El uúltimo cruzado: la vida de Don Juan de Austria (7ª ed.)
Momo
Michael Ende
El candor del Padre Brown
El principito
Antoine de Saint-Exupery

Un plan de la Fundación Cimientos acerca los libros a más de 6500 alumnos

        Sofía Agüero, una nena de 7 años de la Escuela N° 13 General Enrique Mosconi, de Ensenada, solía llegar a su casa del colegio y prender automáticamente la televisión. Se pasaba cinco horas diarias frente a la caja boba. Pero desde que su escuela incorporó una riquísima biblioteca, hace un año, se lleva un libro por semana a su casa para leer y dice que la tele la aburre cada vez más. "Me encanta tirarme en el piso con un cuento y después dibujar lo que me imaginé en mi cabeza", dice Sofía.

        Sabrina Córdoba, de tercer grado, cuenta que con una biblioteca tan tentadora ella se convirtió en lectora empedernida. "Tanto, que mi papá decidió empezar a gastar parte de su sueldo en libros para mí. Me compra dos por mes y me encanta. Ya tengo dos repisas llenas de libros en casa", comenta entusiasmada.

        Sofía y Sabrina son sólo dos de los 80 estudiantes que se beneficiaron con el proyecto Formando Pequeños Lectores, que la Fundación Cimientos -organización sin fines de lucro, dedicada a promover la igualdad de oportunidades educativas- apoya y financia desde el año pasado con resultados muy auspiciosos. A tal punto, que devolvió a muchos chicos el placer de la lectura y les restó incluso horas de dedicación a la TV.

        Como parte de su programa de apoyo a escuelas, la fundación seleccionó el año pasado 47 escuelas rurales y urbanas de bajos recursos de Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Tucumán y Gran Buenos Aires para apoyar económica y pedagógicamente sus proyectos educativos con una finalidad específica: mejorar los aprendizajes en lengua y matemática.

        Cimientos seleccionó los mejores proyectos recibidos, donó un monto de dinero a cada escuela para su implementación durante dos ciclos lectivos (unos 4000 pesos, en promedio), y se encargó -como lo sigue haciendo este año- del acompañamiento a las escuelas a través de visitas quincenales, para monitorear la ejecución de los planes, orientar a los docentes y auditar la aplicación de los fondos.

Nuevas técnicas

        A través de estrategias innovadoras, como las sopas numéricas, las tarjetas de acertijo, las salidas culturales, los periódicos escolares, la narración de cuentos por parte de los abuelos y los talleres de radio, los alumnos lograron notables mejoras en la lectoescritura, así como en el uso de las operaciones básicas de matemática. En muchos casos, sintieron despertar un entusiasmo que hasta ahora permanecía latente.

        Las experiencias se conocerán hoy, a las 18.30, en la Manzana de las Luces, con la presentación de un libro en el que se describen los proyectos impulsados desde el año pasado, que alcanzaron a más de 6500 alumnos.

        La directora de la Escuela N° 13 de Ensenada, Liliana Baiocchi, se enorgullece de la transformación que lograron sus alumnos de 6 a 9 años con el proyecto implementado en el establecimiento: la ampliación y mejora de la biblioteca escolar.

        "Con los 4000 pesos recibidos de Cimientos, compramos más de 200 libros nuevos de cuentos infantiles de calidad, almohadones y sillas cómodas para que los chicos disfruten de la lectura", explicó a LA NACION. Los resultados: se incrementó en un 100% el retiro de libros para llevar a la casa; mejoró el vocabulario y la ortografía de los alumnos; se fortaleció la autoestima de los pequeños y se logró mayor participación de los padres en la escuela a través de maratones y jornadas literarias.

        Además, los chicos comenzaron a elaborar las fichas de clasificación de libros, con recomendaciones, datos de autores y un comentario del contenido de cada ejemplar. Entre otras actividades, produjeron un libro propio, participaron de la Feria del Libro Infantil -donde se pusieron en contacto con varias editoriales- y contaron con la visita a la escuela de la escritora Silvia Schujer.

        "Fue una tarde inolvidable. Los niños habían leído previamente sus cuentos y no alcanzó el tiempo para la cantidad de preguntas que le hicieron", relató Gabriela Amaya, maestra de 2° grado.

Un lugar especial

        La biblioteca, hoy la vedette del colegio, es el espacio favorito de los chicos: un aula luminosa y acogedora que invita a recostarse en el piso para leer cómodamente. Durante los recreos se llena de alumnos que, en ronda, leen cuentos en voz alta. La bibliotecaria, mientras tanto, los ayuda a seleccionar sus autores favoritos: Elsa Bornemann, Gustavo Roldán, Horacio Quiroga y Silvia Schujer.

        "Esta es una escuela con pocas gratificaciones. No contamos con todos los recursos que necesitamos para enseñar. Por eso esta riquísima biblioteca es el lugar más apreciado por todos", explica la directora.

        Para Silvia Bagnarelli, docente muy comprometida, de 1° grado, la biblioteca significó un enriquecimiento cultural importante. "Muchos chicos tímidos empezaron a desinhibirse y a leer a sus compañeros; otros sintieron la necesidad de cuidar los ejemplares, cosa que antes no ocurría con otros objetos del colegio, y muchos se volvieron seguidores de determinados autores, tanto que nos piden más títulos. Es un placer contar con este espacio tan rico que nos unió y fortaleció como institución", concluye.