Para acertar a reconocer el encuentro
Juan Manuel Roca
Cómo acertar con mi vida
Cómo acertar con mi vida
Juan Manuel Roca

 

Verdad, encuentro y libertad

        Lo que aquí entendemos por encuentro no es el simple cruzarse con la realidad por parte del hombre. No lo son el toparse con alguien en la esquina o la relación que suele darse en un autobús. En el verdadero encuentro (encuentro personal) sale a la luz la singularidad, atrayendo mi atención a la vez que pone en juego mi libertad para absorber esa vivencia existencial desde mi querer.

        En la historia de los grandes descubrimientos siempre se pueden delimitar una serie de presupuestos o combinaciones de factores, a veces fortuitos, que los hacen posibles. Lo mismo podemos decir para el encuentro: no siempre llega a producirse, aunque la verdad está ahí.

        Ante un hecho concreto unos no percibirán nada extraordinario; otros reaccionarán negativamente, quizás molestos; y habrá otros que en tal suceso perciban, en cambio, un hondo significado para sus vidas. ¿Por qué los hombres responden con reacciones tan variadas ante las mismas condiciones o sucesos?

        Son muchos y diversos los factores que pueden provocar tal pluralidad de reacciones. Si tuviera que señalar ahora algunos que parecen definitivos para que se produzca el encuentro tal y como lo venimos entendiendo, propondría los siguientes:

Oportunidad del momento
Apertura
Atención
Disponibilidad

        Todo encuentro auténtico es regalado, inmerecido. La verdad me sale al encuentro y yo la integro, la asimilo de acuerdo conmigo. La clave del encuentro es la libertad. Cuando uno encuentra su vocación –dirá Polo– ha de vivirla, y al vivirla, la verdad se despliega a partir de su encuentro. El que asegure que la verdad no existe no es libre, porque la verdad sale al encuentro sólo al ser libre. El hombre no es libre ante la verdad, es la verdad la que le hace libre.

Egoísmo y fracaso

        Además, lo que distingue el encuentro es el aspecto creativo: los ojos, el corazón y el espíritu se abren en respuesta al hecho de verse tocados e interpelados desde fuera. Encontrar la verdad despierta una inspiración. En el encuentro hay gozo, situación de sobreabundancia. Lo que mueve en el encuentro con la verdad es generosidad pura. Del encuentro surge el conocimiento fecundo, la semilla creadora. En el encuentro brota el misterio.

        La siguiente reflexión de Romano Guardini nos lleva al meollo del encuentro. "'Quien quisiere poner a salvo su vida, la perderá; mas quien perdiere su vida por mi causa, la hallará'. Vida, alma, podemos traducir: 'sí mismo en el propio ser'. Quien se aferra a su sí mismo en su propio ser, lo perderá; quien lo pierde por causa de Cristo, lo encuentra". Parece una paradoja, pero es la expresión exacta de una conducta fundamental de la existencia humana. El hombre llega a ser él mismo liberándose de su egoísmo.

        Por esto conviene que nos preguntemos seriamente qué actitud adoptamos ante lo que nos rodea, cómo es nuestro modo de mirar la realidad.