Esopo habla al siglo XXI: El lobo orgulloso de su sombra, y el león
Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.
Jose Vaquero
Fábulas de Esopo
Jerry Pinknei

 

 

 

Sigamos el buen consejo

        Esta nueva fábula de Esopo, El lobo orgulloso de su sombra, y el león, nos enseña que cuando un hombre cree superar los límites propios de su condición y se considera por encima del bien y del mal, tarde o temprano se derrumba. Una enseñanza que deberían tener en cuenta muchos políticos y hombres públicos.

El lobo orgulloso de su sombra, y el león.

“Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios,
a la hora en que el sol se ponía en el horizonte.
Y viendo su sombra bellamente alargada exclamó:
— ¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo?
¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será
convertirme en rey de los animales!
Y mientras soñaba con su orgullo,
un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo.
Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:
— La presunción es causa de mi desgracia”.

        Mi buen amigo Esopo: ¡Qué rápido vemos nuestras virtudes, viéndolas como lo mejor del mundo! Este buen lobo contempló su sombra, y no se paró a pensar que era eso, sombra, polvo, apariencia mutable y cambiante. Se ve grande a sí mismo y, sin sopesar la circunstancia, se califica como super-emperador de los animales. Amplia su tamaño, igual que un globo; pero el globo no aguanta todo el aire que queramos. Y llega un día en que el globo explota, el lobo es devorado por el león, y su sueño se desvanece totalmente.

        Poco después de tu muerte, tus sucesores tuvieron un sabio general. Uno de sus súbditos tenía la sencilla misión de recordarle, todos los días, “Eres hombre”. Somos hombres, ni más ni menos. Con grandes posibilidades, pero también con ciertos límites.

        Cuando un hombre supera esos límites y se considera por encima del bien y del mal, por encima de la honestidad, de la verdad, tarde o temprano se derrumba. Y eso es lo que está sucediendo con muchos políticos y hombres públicos: han ido creciendo, creciendo, y han olvidado que la honestidad siempre debe estar por encima de los beneficios económicos o de poder.

        unca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.