Invitación a pensar
Jaime Nubiola
Trabajar con buen humor.
En la empresa y siempre
De Salvatore Moccia y Tomás Trigo.
Presentación: Carlos Cavallé
(Presidente del Social Trends Institute, New York. Ex-Director General del IESE)
Epílogo: Fernando de Rosa Torner
(Vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial).
Trabajar con buen humor, en la empresa y siempre
Salvatore Moccia y Tomás Trigo

 

 

Una serie de suicidios

Una empresa en la que se pueda trabajar con buen humor

        Este libro nos habla del trabajo basado en una concepción según la cual el hombre debe volver a ser el eje de la actividad económica y empresarial, y propone recuperar la dimensión humana de la empresa.

        Si alguien piensa todavía que no se trata de una necesidad urgente, que piense en lo que está pasando en Francia. El día 15 de este mes leíamos la siguiente noticia: "Otro suicidio golpea al gigante francés de las telecomunicaciones (…) Ya son 25 los empleados de France Telecom que toman esta medida desde febrero de 2008". Uno de los empleados que se suicidaron arrojándose de un viaducto sobre una autopista cerca de Annecy, dejó una carta dirigida a su esposa en la que aseguraba que "el clima de su empresa" le había llevado a quitarse la vida.

        ¿Qué pasa en una empresa para que sus empleados decidan suicidarse o acaben postrados por la depresión? Nada especial. Es la consecuencia lógica de un planteamiento empresarial que pone, por encima de todo, la eficacia, los beneficios, a costa de exprimir a las personas.

        "Trabajar con buen humor. En la empresa y siempre" afronta precisamente este grave problema. Los autores conocen bien la situación en la que se encuentran los empleados de muchas empresas, y no se conforman con dar unos consejos superficiales. Van al fondo de la cuestión. Y el fondo es la falta de valores éticos de empresarios y empleados, la ausencia de una cultura de empresa que ponga (¡de verdad!) en primer lugar a la persona y que tenga en cuenta todas sus dimensiones. Porque el hombre que trabaja no es sólo un elemento de producción, es una persona que, a través de su trabajo, debe no solo obtener medios económicos, sino también desarrollar su personalidad y perfeccionarse como persona, trabajar en un ambiente de confianza e ilusión, donde se dé una verdadera amistad laboral.

¿Una utopía?

        La propuesta de los autores parece utópica, y seguramente lo será para aquellos empresarios que no quieran renunciar a su egoísmo. Consiste nada menos que en la decisión de vivir las virtudes clásicas, los valores éticos. Solo así puede transformarse una empresa en una empresa inhumana en una empresa "humana". Otros cambios serán también necesarios, pero se llevarán a cabo si quienes gobiernan la empresa valoran, por encima de todo, la dignidad de la persona, si están decididos a vivir la justicia (no solo a cumplir lo legalmente establecido), si buscan, antes que el máximo beneficio económico, el bien de cada uno de sus empleados.

        El resultado será una empresa en la que todos, directores y empleados, trabajen a gusto, considerando su trabajo no como un nuevo método de esclavitud, sino como un medio más para vivir una vida lograda y feliz.

        Se puede esperar que la lectura de este libro, al menos, haga pensar al lector y considere si, como empresario o como empleado, está poniendo los medios a su alcance para hacer felices a los demás, o si, por el contrario, sigue empeñado en convertir su empresa en un infierno del que la única salida es la enfermedad mental o el suicidio.