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Los
Inklings Los dos lideraron el club de los Inklings, también conocidos como Los cristianos de Oxford, pues reflejaron su sincero compromiso religioso en su producción científica y literaria: Tolkien desde la posición católica; Williams y Lewis desde la anglicana. Apologista
y alegórico A Lewis le gustaba diferenciar la alegoría del mito. El Señor de los Anillos decía no es una alegoría, forma que a Tolkien no le gusta. La raíz de su idea sobre el arte narrativo es la subcreación, el hacer un mundo secundario. Lo que la gente llamaría un bonito cuento para niños sería para él más serio que una alegoría. Mi opinión es que un buen mito es algo superior a una alegoría, pues en ésta el autor sólo puede poner lo que ya sabe, mientras que en un mito pone lo que no sabe y a lo que no podría llegar por ningún otro camino. Pero, aunque Lewis reconoce la preeminencia del mito, usa la alegoría porque la encuentra más adecuada para su finalidad apologética. Sagas
modernas Según el orden de la acción, sus títulos son: El sobrino del mago (1955), El león, la bruja y el armario (1950), El caballo y el muchacho (1954), El Príncipe Caspian (1951), La travesía del Viajero del Alba (1952), La silla de plata (1953) y La última batalla (1956). De esta heptalogía ya se han vendido más de 95 millones de ejemplares en 41 idiomas. Relata las idas y venidas de diversos niños al maravilloso país de Narnia, al que acceden por diversas rutas. Y en ella, Lewis combina magistralmente aventuras, humor y fantasía, logrando unos relatos profundos y optimistas. Optimismo
cristiano Por eso concretará la tarea de curar la Tierra en reavivar ese rescoldo de buena voluntad que siempre queda, en atender esa pequeña chispa, en encarnar ese fantasma, que aún sigue vivo en cada verdadero pueblo. | ||
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