Sin miedo a educar
Betsy Hart
Gente joven con empuje
"Siempre gusta que la juventud, en un momento de su vida, sea capaz de embarcarse en grandes aventuras. Pero para eso es necesario sacudirse la comodidad del aburguesado".
Jose Luis Mota Garay
La dictadura progre
Pablo Molina

Cuando se encuentra un sentido

        Ya es la segunda vez que leo sobre Rafael Selas. La última es una entrevista que le hace Alfredo Urdaci. Rafael, a sus treinta años, lleva «una marcha», que puede ser la envidia muchos jóvenes de su generación. Estudió en Madrid, pero hizo la High School en Pennsylvania, donde se graduó con unas notas excelentes. Eligió Comunicación; y a los 20 años estaba trabajando, en Miami, para Univisión. Después fichó por Murdoch para sus programas musicales de sky. Para asistir a la boda de un amigo fue a Kenia. Allí se queda estremecido por la desatención de los niños abandonados, huérfanos en su mayoría, por la muerte de sus padres de sida. Su decisión de quedarse en Kenia fue irreversible; lo que dejó impresionados a sus familiares y amigos.

        Rafael Selas, con la puesta en marcha de sus proyectos, es un testimonio de que todavía queda gente joven capaz de altos ideales. Siempre gusta que la juventud, en un momento de su vida, sea capaz de embarcarse en grandes aventuras. Pero para eso es necesario sacudirse la comodidad del aburguesado, que está instalado en la vida, tiene de todo, y se encuentra satisfecho de sí mismo. Unos niños desamparados, sin familia, le despertaron la ilusión de hacer algo hermoso por ellos; pero lo que, hasta ese momento, no se le había pasado por la imaginación es que tendría que ser el protagonista: "Me quedé porque a los 30 años necesitas encontrar un sentido a la vida, y yo lo encontré en África. Si tuviera que dejarlo en algún momento, mi vida perdería su significado".

Algo más que el ejemplo

        Esta ilusión por algo grande, por un proyecto de envergadura, le hace salir de una vida vulgar. Gente de su edad marcha hacia la mediocridad cuando: hace su trabajo sin el deseo de mejorar las condiciones de vida de los que dependen de él, y no se empeña en tareas de servicio; o no se decide a hacer feliz a la persona del otro sexo con la que va a crear una familia.

        Estoy seguro de que todos los jóvenes que están leyendo este artículo caen en la cuenta de que ellos también han pensado en estas cosas, en momentos en los que han reflexionado sobre su vida y su futuro. Además de dar ejemplo, Rafael es capaz de llegar hasta metas concretas: crea una Asociación para recabar fondos y una ONG, "Anidan Kenia", que tiene como objeto la apertura en España y países del tercer mundo de casas de acogida de niños y niñas marginados o sin arraigo familiar, para prestarles servicios sociales básicos, con especial incidencia en su alimentación, salud y educación. Ahora acoge a más de 250 niños, y piensa que la red debe seguir ampliándose. Su mentalidad emprendedora le ha llevado a abrir un Hospital pediátrico, que atiende a 50 niños al día, en el que colaboran algunos médicos españoles. Y además ha sabido rodearse de colaboradores, altruistas o remunerados, del propio país que serán una garantía de que estas iniciativas pervivirán.