Un paseo por la literatura infantil y juvenil
José Manuel Mañu
Revista Nuestro Tiempo


La vida sale al encuentro
José Luis Martín Vigil

        A veces en su afán por demostrar los bajos niveles lectores de los jóvenes, algunos hacen referencia a un pasado en el que parece que todo fue mejor. La verdad es que la experiencia de cada persona es distinta. Algunos apenas recuerdan de su infancia algún buen relato corto y los cuentos tradicionales. Otros asocian sus primeras lecturas con El capitán Trueno, Hazañas bélicas o la Princesa Sisi. Muchos recuerdan los trabajos que les mandaban hacer de adaptaciones de Don Quijote y que acertaban a esquivar encontrando otra adaptación más corta, que se podía copiar. Bien es cierto que los cómics no tenían la zafiedad estética y ética de muchas de las actuales publicaciones juveniles de ese tipo.

         Quizás Penac, antes de escribir Como una novela, tuvo que sufrir la lectura obligatoria de las grandes obras de la literatura francesa y, como reacción, aboga por los derechos del lector, entre los que figura abandonar una lectura que no gusta, leer sólo lo que interesa, etcétera. En todo caso, quizás sea más atractivo el estilo de Cotroneo en su delicioso libro: Si una mañana de verano un niño: es la sugerencia amable de unos títulos hacia los que predispone al lector.

         Son muy distintos los caminos por los que se llega a la literatura, pero es muy difícil llegar a leer a los grandes clásicos sin estar dispuesto a hacer el esfuerzo de subir un repecho en el camino. Es absurdo obligarse a leer un libro del que no se entiende o valora nada por el prurito de incorporarlo a las lecturas, pero de ahí a convertir la literatura en sólo una fuente de placer hay una notable diferencia. La lectura es una fuente de placer, pero también de belleza, de manifestar o percibir los sentimientos ante personas o sucesos... Subir un repecho es necesario para leer libros valiosos; hacer escalada es otro tipo de lectura más próxima al manual que a la novela.

ENTRE 6 y 8 AÑOS

         En sus comienzos, la lectura tiene que ir lo más unida posible a situaciones gratas; que el pequeño lector perciba la posibilidad de disfrutar, sin necesidad de la ayuda de un adulto, de ese excelente libro de cuentos que hay en la balda de su habitación. En ese sentido, con la moderna impresión de libros se ha ganado mucho: hay libros que sólo con verlos suponen un excelente reclamo para su lectura. En castellano la gama editorial es muy amplia, lo que plantea también la necesidad ineludible de elegir, aunque sólo sea por falta de tiempo. Teniendo en cuenta que entre los derechos de la infancia está el de la protección de cualquier tipo de agresión, física o moral, los padres tienen la obligación y el derecho de evitarles aquellos libros o cómics que consideren inadecuados. Los padres actuales saben que no todos los dibujos animados tienen todos la ingenuidad del pato Donald; algo similar ocurre con la llamada literatura infantil; en un libro se refleja un estilo de familia, de persona y de conductas que influyen en el lector. No es preciso que la literatura infantil tenga un afán moralizante, pero no debe tenerlo degradante para la dignidad de la persona. Aunque a los profesores nos gusta tener un libro común de lectura para todos los alumnos, por la facilidad para la lectura en voz alta y para otro tipo de actividades, es conveniente que además, los alumnos tengan acceso real a una biblioteca en la que haya abundantes libros: amenos, variados y que reflejen un estilo de vida digno. Esa biblioteca no es una acumulación de libros al azar, aunque tampoco tiene que recoger un supuesto canon de libros necesarios a leer para poder llegar a la excelencia. Muchos de los cuentos de Andersen, de los hermanos Grimm, otros que recogen personajes de Disney, como Bambi; las diversas aventuras protagonizadas por los personajes de Lobel: Sapo y Sepo...Algunos padres buscan fines más didácticos y se decantan por la serie de Winnie the Pooh en la que se reflejan la visita al médico, un paseo por el bosque... cuyo éxito es indudable. Una finalidad parecida tiene la serie protagonizada por Teo, escrita por Violeta Denou.

         También ha encontrado buena acogida en el mundo infantil Mary Pope Osborne, cuyos libros están protagonizan por dos hermanos –niño y niña– que desde una biblioteca situada en una cabaña entre las ramas de un árbol, parten hacia viajes en los que recorren diversos lugares y periodos históricos. Como es inevitable, en este paseo por la literatura infantil se deja fuera a Del Amo, Fuertes, Torrell... Resulta inevitable no poder citar a todos los excelentes escritores de libros para niños en lengua castellana y, en particular, en España. Las adaptaciones infantiles de grandes obras de la literatura tienen el inconveniente de que dificultan la relectura de un libro cuyo argumento ya se conoce. Compensa esperar a leer el original, salvo en aquellos casos, muy excepcionales, en los que un artista adapta a otro artista.

ENTRE 8 y 10 AÑOS

         Para los que entran en estas edades, pueden resultar muy adecuados los libros protagonizados por Jerónimo Stilton. Es un ratón director de un periódico; el estilo es peculiar; las líneas del texto no siempre siguen un trazado rectilíneo, varían de colores, etcétera; el éxito definitivo lo ha tenido con En el Reino de la Fantasía, cuyo número de páginas no ha sido obstáculo para que los lectores de ocho años lo devoren, quizá también porque las ilustraciones son excelentes. El argumento, un viaje a través de diversos mundos fantásticos pero peligrosos, resulta atractivo.

         Pocas cosas sorprenden más que la capacidad de un niño de leer algo que le interesa de veras, como se comprueba con la variada edad de los lectores de Harry Potter. Algunos de los clásicos de siempre como Enid Blyton siguen gustando a algunos niños, especialmente en las colecciones más sencillas: Siete secretos...

         Entre los chicos ha obtenido un gran éxito Bieniek, quizás porque protagonizan sus libros los jugadores de un equipo de fútbol. Farias logró un gran éxito con Un tiesto lleno de lápices, cuyo protagonista central es un deficiente mental rodeado del cariño familar; otros como los escritos por Cornelia Funke están teniendo éxito; Knister sigue atrayendo lectores, especialmente con su personaje Kika, mitad bruja, mitad niña rebelde. Fray Perico y su borrico, escrito por Juan Muñoz es un ejemplo de cómo un libro sencillo, la historia de un fraile con un borrico, puede convertirse en un clásico infantil. Fernando Lalana mantiene una producción continua, así como López Narváez o los libros escritos por Rovira y Arredondo sobre animales. Es también constante Vázquez-Vigo y destaca por la sensibilidad en algunos de sus libros Marta Osorio. Es una edad a caballo entre los primeros lectores y la posterior que agrupa a lectores que ya dominan perfectamente la lectura mecánica y tienen un vocabulario rico y pueden atreverse con libros de envergadura.

ENTRE 10 y 12 AÑOSque

         Desde luego se han caído de las listas libros excesivamente dulzones como Corazón. No han perdido el encanto otros como los protagonizados por Heidi, especialmente el primero; quizás por eso tuvo tanto éxito su adaptación televisiva. Una niña que transmite cariño y alegría además de amor a su familia y a su tierra encuentra eco en el lector. El niño siente un atractivo hacia el cariño y el bien, con tal de que no resulten tan empalagosos los personajes que acaben siendo repulsivos. Predominan a esta edad los libros de aventuras. La fantasía sigue teniendo su espacio como se demuestra por el éxito de los libros de Roald Dahl, especialmente Charlie y la fábrica de chocolate, donde la imaginación supera lo esperado y la generosidad resulta atractiva. Sigue teniendo éxito Michael Ende; también los libros protagonizados por El pequeño Nicolás, el mundo visto con los ojos de un niño, tienen su público y siguen de modo constante en las listas de los libros más vendidos. MacDonald no termina de entrar tanto como quizá se merece. Sin embargo era misterioso cómo no se editaban en España los libros que componen las Crónicas de Narnia que, como era evidente, han tenido un éxito rotundo al editarse en los últimos años. Entre los autores de habla castellana destacan Del Amo, Baquedano, Pilar Molina, José Luis Velasco, César Fernández y jóvenes promesas como Pérez-Foncea si sigue en la línea de los dos primeros libros editados sobre Iván de Aldeanuri. También ha entrado con buen pie Julio Romano. No terminan de cuajar los protagonizados por los Hollister, aquella familia numerosa que afrontaba todo tipo de aventuras. Sí cuajaron los que permiten diversas opciones hasta elaborar la propia aventura y pienso que tendrían éxito si se reeditaran los libros de Alfred Hitchcock, de su colección Misterio... del género policiaco protagonizado por pre-adolescentes. Si el lector tiene capacidad de espera le brindaría El Hobbit, pero le sugeriría que espere un poco a leer El señor de los anillos. Condiciona notablemente para el éxito el entrar en la rampa de las grandes editoriales de la literatura infantil como SM, Bruño, etcétera. Es muy difícil abrirse paso sin que una editorial con su cadena de distribución coloque los libros en millares de puntos de venta, especialmente si entra en el mundo escolar.

ENTRE 12 y 14 AÑOS

         A partir de esta edad, que coincide con el comienzo de la Secundaria, lamentablemente se caen del mundo de la lectura muchos jóvenes, más atraídos por la música, los videojuegos, el messenger, los chat y la calle con sus múltiples acepciones. En buena ley, debieran ser compatibles diversos modelos de ocio y, de hecho, algunos los hacen compatibles. Otros, sin embargo se mueven por el resultado inmediato que ofrece el mundo interactivo y de las nuevas tecnologías y renuncia al esfuerzo que supone la lectura. Quien persiste en esta actividad logra acceder a un rico mundo de sentimientos que sólo un lenguaje rico permite discernir. Por desgracia, bajan los índices lectores y cuando algunos intentan volver al cabo de los años, las carencias de vocabulario son una dificultad para un cierto nivel de calidad literaria. De ese modo se encuentran jóvenes adolescentes que explican a sus padres la trama compleja de una película y luego tienen que preguntar el significado de palabras básicas.

         Los intereses diversifican el tipo de lecturas; los varones siguen decantándose por las aventuras, sin descuidar otras facetas, mientras las chicas prefieren el amplio mundo afectivo que entrelaza las relaciones sociales. Su mayor madurez les permite adentrarse en el mundo del amor con más facilidad que los chicos, quienes comprenden con más dificultad el mundo sentimental. Lógicamente esto no es una clasificación ni una frontera, son más bien líneas tendencia. Siguen teniendo su atractivo algunos libros de Julio Verne, unos pocos de Emilio Salgari –a mi juicio de calidad inferior– y se han caído otros como Karl May con sus relatos ambientados en Norteamérica en los años de las grandes praderas llenas de bisontes o los bosques con tribus de indios guerreros, quizás porque los jóvenes actuales ya no miran al Oeste sino al espacio. Pienso que algunos grandes clásicos juveniles, si volvieran a editarse, obtendrían un gran éxito, como son muchos de los libros que en su día publicaron Juventud y Noguer y que ahora se han convertido en lecturas minoritarias. Habría que hacer una cuidadosa selección atendiendo a los intereses de los jóvenes del siglo XXI. Dentro de los libros para jóvenes cobran especial interés las biografías, ya que al haber aumentado la inteligencia intra-personal del lector, es capaz de identificar Los libros fueron uno de los mejores entretenimientos de la infancia de mejor los sentimientos ajenos e incluso de identificarse con los ideales de otras personas.

         Tonke Dragt con Carta al rey ha obtenido amplia repercusión. La historia interminable tuvo su momento, aunque sigue conservando su calidad, al igual que Momo, ambos de Michael Ende. Quizá Momo requiere algo de edad para valorar la capacidad de escucha de la niña protagonista. Como decía, es la edad ideal para apreciar a fondo El señor de los anillos.

         Ibbotson ha tenido dos éxitos claros con Maia se va al Amazonas, y La esmeralda de Kazán, en los que conjuga la aventura con la amistad. Alexander Lloyd, en su libro Taran el rey, termina la serie que comienza con un campesino pobre hambriento de aventuras y acaba con la madurez alcanzada gracias al dolor y la entrega a los demás; todo esto en medio de apasionantes aventuras.

         A propósito de la literatura fantástica conviene advertir al lector la gran confusión creada entre los jóvenes entre el mundo de la fantasía y el de la religión. Si no se tiene una buena formación se aceptan en el mismo plano los ángeles y las hadas o se puede confundir el poder de los magos con una invocación satánica en toda regla. Ejemplos no faltan; si a eso añadimos unos gramos de New Age, tendremos los ingredientes de algunas de las novelas que han primado en las listas de los más vendidos.

         A mi juicio, Aurora Mayoral, Pilar Molina e Isabel Molina siguen aportando libros de gran calidad, sin olvidar a los clásicos, como Las aventuras de Tom Sawyer, un pillo simpático, y La isla del tesoro, con una amplia galería de personajes ambientados en una historia de piratas, que por derecho propio merecen un lugar en una biblioteca.

ENTRE 14 y 16 AÑOS

         En la recta final de este paseo por la literatura infantil y juvenil se encuentran lectores de muy distinta madurez, capacidad e intereses. El espíritu critico está más desarrollado y los gustos más decantados.

         Zalacaín el aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía, ambos envueltos en una bruma melancólica e intimista, formarían parte de mi biblioteca, si bien no todos los de Baroja. La vida nueva de Pedrito de Andía de Sánchez Mazas es el reflejo del amor apasionado, noble y limpio, de un adolescente. La primera serie de los Episodios Nacionales de Galdós, hasta la salida de España de las tropas napoleónicas, es una buena manera de introducirse en la novela histórica, si bien también es posible hacerlo de la mano de Scott, que no en vano fue quien la inició. Le ofrecería también El camino de Delibes, en el que un joven pasa revista a sus recuerdos del pueblo antes de emprender camino hacia la ciudad donde estudiará el bachillerato. No dejaría de intentar leer de Joffo Un saco de canicas; aunque la época nazi ha sido muy abordada por la literatura y el cine, este libro no deja indiferente al lector. Matar a un ruiseñor, la batalla de un abogado por defender lo justo, es otro libro que vale la pena leer. De lo que he leído recientemente me ha gustado Un puente hacia Terabithia, una historia de amistad que ha sido llevada al cine. Sánchez-Escalonilla ha escrito un par de libros interesantes donde introduce un atractivo estilo que mezcla historia y aventura, si bien requieren cierto dominio de la historia antigua.

         También vale la pena leer El niño con el pijama de rayas, que refleja el choque entre la inocencia infantil y la crudeza de la crueldad. Por contraste, en La nieta del señor Linh, la amistad entre dos ancianos supera las barreras idiomáticas.

         Como en toda buena biblioteca, las novedades van aumentando con el paso del tiempo. Aquí están algunas pistas para ver si alguno de estos libros pueden gustar a un hijo, un alumno... e incluso a uno mismo. Como no tengo autoritas para establecer un canon, me limito a unas sugerencias por si son de utilidad. Para un paseo, ya hemos comentado suficientes libros. Hasta otra ocasión en que podamos comentar nuevos descubrimientos dentro de los libros de siempre y de las novedades editoriales.