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El alcalde de Toledo, el socialista Emiliano García-Page juró, el pasado 7 de diciembre en nombre de todos los toledanos, el dogma de fe de la Inmaculada Concepción, junto a gran parte de la corporación municipal, en el monasterio de San Juan de los Reyes, cumpliendo así una tradición que se remonta al año 1617. Con un tono solemne y ante la autoridad eclesial, García-Page pronunció las tradicionales palabras: "Como alcalde de Toledo renuevo el juramento y el voto que desde 1617 viene proclamando el excelentísimo Ayuntamiento de Toledo y que dice así: "Y así Toledo, con su Ayuntamiento, y en voto y voz de todos sus vecinos delante de Dios omnipotente (..) firmará y defenderá que la Virgen María fue concebida sin pecado original...". Le acompañaban en el acto cinco concejales socialistas y cinco populares y ninguno de los de Izquierda Unida, que forman el equipo de gobierno con los socialistas. Igual que el año pasado, el alcalde portaba en la solapa la medalla y la insignia municipal, aunque el juramento no se hizo bajo mazas, símbolo de la solemnidad municipal. Denunciado por cumplir la tradición García-Page
había sido denunciado el año pasado por cumplir con
esta tradición por la asociación Alternativa Laica,
pero ello no le ha impedido volver a cumplir con la tradición.
Y de nuevo este año, Alternativa Laica ha presentado un recurso
contencioso-administrativo contra él por considerar que no
respeta la aconfesionalidad del Estado y que entre sus competencias
"no está la defensa de un dogma de fe ni poner bajo la
advocación de la Virgen a todos los toledanos". Otro ejemplo de respeto a la libertad religiosa: Juan Alberto Belloch Con el mantenimiento de la tradición de jurar el dogma de la Inmaculada, García-Page se sitúa en el grupo de políticos socialistas distanciados del laicismo radical. Junto a él, brilla la actuación de otro alcalde socialista, el de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, que el pasado mes de abril se negó a retirar el crucifijo que preside la sala de plenos del ayuntamiento de la ciudad aragonesa. Belloch dio entonces una lección de pluralismo y respeto a la libertad religiosa al afirmar que "las sociedades más maduras son las que no cambian las costumbres y tradiciones, sino que las acumulan y superponen". | |||||||||
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