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Un impacto muy favorable en los jóvenes por su claridad y sencillez exigente |
Explicó con sencillez el verdadero sentido de la libertad. Están los personas de USA muy acostumbrados a oír esta palabra, pero brilló de una manera especial para ellos al ser explicada por el Vicario de Cristo: la auténtica libertad no es optar por desentenderse de. Es decidir comprometerse con; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el ser para los otros de Cristo. Es decir, que la verdadera libertad consiste en amar al prójimo de verdad.
Entre la muchedumbre había cientos de seminaristas y monjas jóvenes vestidos de sotana y hábito. El Papa los señaló como modelo de lo que significa seguir a Cristo en un mundo difícil y a veces opuesto. Les animó a ser santos e imágenes vivas de Jesucristo. ¿Qué significa esto?: Que amen de tal manera a cada hombre y mujer que transmitan el mismo amor de Dios a sus corazones.
El Papa los miró a los ojos invitándoles a tener coraje y considerar la posible llamada del Señor a la vida consagrada. Tres días antes había dicho que Dios sigue llamando a los jóvenes. Un corazón nuevo tiene esta capacidad de soñar sin miedo con llegar a hacer algo grande por este mundo. Alguien es capaz de hacer una invitación más auténtica y radical como la hizo este portador de la Verdad: también vosotros podéis hacer de vuestra vida una autodonación por amor al Señor Jesús y, en Él, a todos los miembros de la familia humana. Y, por cierto, felicitó a la Iglesia en América por el crecimiento vocacional.
Cuando ya se iba a levantar, el maestro de ceremonias le forzó a sentarse, dando a todos los jóvenes y seminaristas un susto. Después de unos segundos de confusión, Su Santidad tomó los papeles y comenzó otra vez: Había olvidado las palabras en español. Tras las risas, fue de nuevo el Vicario de Cristo con una exhortación a vivir nuestra fe sin temores y entregarle a Cristo la vida entera si esto fuera lo que Él pide.
Este Papa alemán tiene algo que atrae con pasión a la juventud de todo el mundo. Habló con una frescura y claridad que encantó al pueblo americano. Los jóvenes se sintieron profundamente interpelados por sus palabras sin rodeos. Benedicto XVI no tiene miedo a nada, sobre todo cuando se trata de enseñar a los jóvenes la alegría del amor de Cristo. | |||||
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