La elección de Dios:
Nueva York, el Papa y los jóvenes
El encuentro de la juventud con el Papa en Nueva York superó con mucho las expectativas. Los jóvenes no podían estar más emocionados. Llegando el Papa el gentío multicolor y multicultural se agitó en ovaciones vivas. El Sumo Pontífice entabló con los testigos de la esperanza un diálogo de gestos y aclamaciones al estilo de Juan Pablo II.
Pedro de la Herrán
Vencer el miedo
Magdi Allam

 

 

 

Un impacto muy favorable en los jóvenes por su claridad y sencillez exigente

        Explicó con sencillez el verdadero sentido de la libertad. Están los personas de USA muy acostumbrados a oír esta palabra, pero brilló de una manera especial para ellos al ser explicada por el Vicario de Cristo: “…la auténtica libertad no es optar por “desentenderse de”. Es decidir “comprometerse con”; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el “ser para los otros” de Cristo.” Es decir, que la verdadera libertad consiste en amar al prójimo de verdad.

        Entre la muchedumbre había cientos de seminaristas y monjas jóvenes vestidos de sotana y hábito. El Papa los señaló como modelo de lo que significa seguir a Cristo en un mundo difícil y a veces opuesto. Les animó a ser santos e imágenes vivas de Jesucristo. ¿Qué significa esto?: Que amen de tal manera a cada hombre y mujer que transmitan el mismo amor de Dios a sus corazones.

        El Papa los miró a los ojos invitándoles a “tener coraje” y considerar la posible llamada del Señor a la vida consagrada. Tres días antes había dicho que Dios sigue llamando a los jóvenes. Un corazón nuevo tiene esta capacidad de soñar sin miedo con llegar a hacer algo grande por este mundo. Alguien es capaz de hacer una invitación más auténtica y radical como la hizo este portador de la Verdad: “también vosotros podéis hacer de vuestra vida una autodonación por amor al Señor Jesús y, en Él, a todos los miembros de la familia humana.” Y, por cierto, felicitó a la Iglesia en América por el crecimiento vocacional.

        Cuando ya se iba a levantar, el maestro de ceremonias le forzó a sentarse, dando a todos los jóvenes y seminaristas un susto. Después de unos segundos de confusión, Su Santidad tomó los papeles y comenzó otra vez: “Había olvidado las palabras en español”. Tras las risas, fue de nuevo el Vicario de Cristo con una exhortación a vivir nuestra fe sin temores y entregarle a Cristo la vida entera si esto fuera lo que Él pide.

        Este Papa alemán tiene algo que atrae con pasión a la juventud de todo el mundo. Habló con una frescura y claridad que encantó al pueblo americano. Los jóvenes se sintieron profundamente interpelados por sus palabras sin rodeos. Benedicto XVI no tiene miedo a nada, sobre todo cuando se trata de enseñar a los jóvenes la alegría del amor de Cristo.