La epopeya de un vietnamita
por Miguel Zanzucchi |
Dispuesto a martirio por la fe | Lo recuerdo en Lourdes, inclinado ante la
gruta de Bernardette, una figura frágil que, sin embargo, trasmitía
fortaleza. Absorto en oración, como si en torno a él no
hubiera nada ni nadie: jóvenes, cirios, cantos marianos. Después
se presentó, invitó a sus interlocutores a sentarse en un
banco y, durante un par de horas, fue repasando las peripecias que le
tocó vivir. Una aventura sorprendente. Estábamos en 1991,
y hacía poco que lo habían dejado en libertad.
Una
familia de mártires Los Van Thuan vivían en un ambiente de fe inconmovible. Su abuela, por ejemplo, todas las noches, después de las oraciones de la familia, decía un rosario por los sacerdotes. Su madre, Elizabeth, lo había educado cristianamente desde que tiene memoria. Cada noche le narraba las historias de la Biblia y el testimonio de los mártires. El día que su hijo fue arrestado siguió rezando para que permaneciera fiel a la Iglesia, perdonando a los verdugos. |
Consagración a Dios |
Van Thuan fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1953. Luego de los estudios en Roma volvió a Vietnam como profesor y luego rector del seminario, vicario general y, finalmente, desde el 3 de abril de 1967, obispo de Nha Trang. Muy activo, fue también muy amado: en apenas ocho años los seminaristas mayores pasaron de 42 a 147, y los menores de 200 a 500. La médula de su acción era la enseñanza del Vaticano II, tanto que eligió como lema episcopal Gaudium et spes, el testimonio cristiano en el mundo contemporáneo. De allí que se dedicara con todas sus fuerzas a reforzar la presencia de los laicos y los jóvenes en la Iglesia. El 24 de abril de 1975, pocos días antes de que el régimen comunista se hiciera del poder, Pablo VI lo nombró arzobispo coadjutor de Saigón (Hochiminh Ville). Pocas semanas después era arrestado y luego encarcelado. Una larguísima noche que duró trece años, sin juicio ni sentencia, nueve de los cuales los pasó incomunicado. Salió el 21 de noviembre de 1988. |
Con el Evangelio y sin libertad |
El
complot A pesar de la situación de extrema precariedad en que se encontró, no se dejó vencer por la resignación ni el desaliento. Es más, trató de vivir la prisión colmándola de amor como contaría más tarde. Fue así como, en octubre de 1975, comenzó a redactar una serie de mensajes para la comunidad cristiana, gracias a un católico muy joven, niño de 7 años, Quang, que a su pedido le llevaba a escondidas recortes de papel. El obispo se los devolvía escritos y en casa los hermanos y hermanas se encargaban de copiar y distribuir. De estos breves mensajes nació un libro, El camino de la esperanza. Algo semejante ocurrió en 1980, cuando vivió en reclusión domiciliaria en la residencia obligatoria en Giangxá: siempre de noche, y en secreto, escribió La esperanza no defrauda, y luego un tercer libro: Los peregrinos del camino de la esperanza. Más adelante le tocó vivir momentos dramáticos, como un viaje en barco con 1.500 prisioneros famélicos y desesperados. |
Por el testimonio eficaz en toda situación |
De allí en más quedaría incomunicado y vigilado día y noche por dos guardias. Juntando cualquier trozo de papel que llegara a sus manos se creó una minúscula Biblia personal, en la que transcribió más de 300 frases del Evangelio que recordaba de memoria. Fue su tesoro más preciado. Pero el momento central de su jornada era la celebración de la eucaristía con: tres gotas de vino y una de agua en la palma de la mano... Antes de ese período de aislamiento, por más que bajo arresto, había logrado crear pequeñas comunidades cristianas que se encontraban para orar y celebrar la eucaristía y, cuando era posible, organizar noches de adoración ante el Santísimo, guardado en el papel de los atados de cigarrillos. Sus
guardias y la cruz |
Libertad y de nuevo Roma |
La libertad llegó de improviso. Cuando el ministro del Interior le preguntó si quería expresar algún deseo, contestó: Ya he estado preso el tiempo suficiente, bajo tres pontífices, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, y bajo cuatro secretarios generales del partido comunista soviético, Breznev, Andropov, Chernenko y Gorbachov. Déjenme libre ya mismo. La
libertad |
Ejercicios espirituales a Juan Pablo II |
En el 2000 llega un momento conmovedor, llamado a predicar los ejercicios espirituales de cuaresma a Juan Pablo II y la curia romana, el Papa, que lo había invitado a dar su testimonio, al concluir comentó: El mismo ha sido testigo de la cruz en los largos años de cárcel en Vietnam, nos ha contado frecuentemente hechos y episodios de su sufrido encarcelamiento. Nos ha confirmado en la certeza de que, cuando todo se derrumba a nuestro alrededor, y quizás también dentro de nosotros, Cristo sigue siendo indefectiblemente nuestro sostén. En estos mismos ejercicios se destacó con fuerza su visión eclesial, fuertemente vinculada a la idea de iglesia-comunión. Lamentablemente no pocas veces falta la plena comunión en la iglesia decía. Esto es, en cierto sentido, peor que la persecución nazi o comunista, ya que se trata de un ataque a la iglesia que no viene de afuera, sino de adentro. Cuando falta la comunión en el seno de la Iglesia se difunden células cancerosas. Van Thuan tenía una particular sensibilidad ante los problemas sociales, económicos y de la justicia. Al respecto se recuerda su reciente diálogo, muy animado, con Bill Gates. |