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Padre
Pio (DVD)
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Carlo
Carlei
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Algunas
observaciones de la Congregación
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Dice la Notificación
que "dada la amplia divulgación" de los dos escritos
de Sobrino analizados "Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica
de Jesús de Nazaret" (1991) y "La fe en Jesucristo.
Ensayo desde las víctimas" (1999) "y el uso
de los mismos en Seminarios y otros centros de estudio, sobre todo
en América Latina", la Congregación decidió
adoptar el "procedimiento urgente" de examen, que incluso
así ha supuesto un trabajo de cinco años (octubre 2001-noviembre
2006).
El proceso ha
consistido en un examen por parte de peritos y miembros del dicasterio
correspondiente, tras el cual, en julio de 2004, se envió al
autor, a través del Prepósito General de la Compañía,
el P. Kolvenbach, "un elenco de proposiciones erróneas
o peligrosas encontradas en los libros citados". El teólogo
respondió matizando parcialmente su pensamiento, pero "en
sustancia, permanecían los errores."
Según
la SCDF, las proposiciones erróneas contenidas en las obras
del P. Sobrino afectan al núcleo de la doctrina cristiana,
y se refieren a seis cuestiones.
1) Los presupuestos
metodológicos en los que funda su reflexión teológica.
La Notificación cita al P. Sobrino, que afirma que la "Iglesia
de los pobres es (
) el lugar eclesial de la cristología".
Y replica que "aun reconociendo el aprecio que merece la preocupación
por los pobres y por los oprimidos, (...) el lugar eclesial de la
cristología no puede ser la 'Iglesia de los pobres' sino
la fe apostólica transmitida por la Iglesia a todas las generaciones".
En la base de los errores está, afirma el documento, "la
falta de la atención debida a las fuentes", especialmente
las afirmaciones de Jesucristo referidas a sí y a su tarea
salvífica, y el trato ambiguo que concede a los primeros
Concilios cristianos.
2) La divinidad
de Jesús. Sobrino no la niega "pero no la afirma con
debida claridad y da pie a la sospecha de que el desarrollo dogmático
(...) ha llegado a esta formulación sin una continuidad clara
con el Nuevo Testamento". El documento señala que "la
divinidad de Jesús ha sido objeto de la fe de la Iglesia
desde el comienzo, mucho antes de que en el Concilio de Nicea se
proclamara su consustancialidad con el Padre".
3) La encarnación
del Hijo de Dios. A la vez, Sobrino refleja la teología del
"homo assumptus", que pone en duda "la unidad de
la persona de Jesucristo en las dos naturalezas, divina y humana".
4) La relación
entre Jesús y el Reino de Dios. Sobrino sugiere que "Jesús
y el Reino se distinguen de tal manera que el vínculo entre
ambos resulta privado de su contenido peculiar y de su singularidad.
(...) Al afirmarse que la posibilidad de ser mediador le viene a
Cristo del ejercicio de lo humano se excluye que su condición
de Hijo de Dios tenga relevancia para su misión mediadora".
Pero "desde la época patrística" se ha considerado
que "Jesucristo y el Reino en un cierto sentido se identifican:
en la persona de Jesús el Reino ya se ha hecho presente".
5) La autoconciencia
de Jesucristo. En los textos del P. Sobrino "desaparece de
hecho el carácter único de la mediación y de
la revelación de Jesús, que de esta manera queda reducido
a la condición de revelador que podemos atribuir a los profetas
o a los místicos", como "si Jesús fuera
un creyente como nosotros". Sin embargo, la Notificación
cita textos pontificios y el "Catecismo de la Iglesia Católica"
para hablar del conocimiento inmediato que Jesús tiene del
Padre: "Es ante todo el caso del conocimiento íntimo
e inmediato que el Hijo de Dios hecho hombre tiene de su Padre".
6) El valor
salvífico de la muerte de Cristo. La Notificación
señala que "algunas afirmaciones del P. Sobrino hacen
pensar que, según él, Jesús no ha atribuido
a su muerte un valor salvífico". En las obras del teólogo
"no se toman debidamente en consideración los pasajes
evangélicos en los que Jesús atribuye a su muerte
un significado en orden a la salvación". Sobrino deja
abierta la posibilidad de que el sacrificio de Cristo tenga un valor
meramente ejemplar. Hay que conceder a esto todo su valor, dice
el documento, pero sin olvidar que "las afirmaciones del Nuevo
Testamento y de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia
sobre la eficacia de la redención y de la salvación
operadas por Cristo no pueden reducirse al buen ejemplo que éste
nos ha dado. El misterio de la encarnación, muerte y resurrección
de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la fuente única
e inagotable de la redención de la humanidad, que se hace
eficaz en la Iglesia mediante los sacramentos".
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