Austin Ihekweme, sacerdote nigeriano: “En mi país, el que cree en Jesús se juega la vida”

Austin Ihekweme lamenta que el gigante africano tenga que ser conocido en el mundo por las persecuciones a cristianos
El sacerdote nigeriano reconoce que le encantaría que el próximo Papa fuese africano
Este formador del Seminario Mayor Interdiocesano de Saint Joseph pide ayuda desde Europa, mientras destaca el crecimiento de la Iglesia católica en Nigeria a pesar de las persecuciones que sufre especialmente en el norte
Austin Iherkweme es un sacerdote nigeriano que trabaja esencialmente en la formación de futuros sacerdotes que estudian en el Seminario Mayor Interdiocesano de Saint Joseph, en la localidad de Ikot Ekpene. Después de haber pasado unas semanas en España, con la misión de captar ayudas para este centro, que tiene más de 500 estudiantes actualmente, volverá próximamente a Nigeria con la esperanza de llevar a sus comunidades cristianas una inyección económica, ahora mismo muy necesaria en una país donde, por ejemplo, el 60 por ciento de la población activa está en paro y los poderes públicos no gestionan bien los recursos. Desde su agradecimiento por anticipado, el Padre Austin nos recuerda el número de cuenta corriente de ‘La Caixa’ donde pueden ingresarse los donativos: 2100-3050-80-2102774770. También se puede contactar con él a través de la dirección electrónica iheac@yahoo.es o llamando al teléfono 637252579 (desde fuera de España, marcando el 0034).
Ignasi Miranda www.forumlibertas.com
 

¿Cómo es Nigeria?

        Es un país con una extensión de unos 234.000 kilómetros cuadrados y una población de más de 120 millones de habitantes. La mayoría son musulmanes (un 40 por ciento aproximadamente), y hay una minoría de protestantes (25 por ciento) y católicos (13 por ciento). El resto, con cifras muy inferiores son animistas y de otras tradiciones africanas, pero ahora mismo están casi todos convertidos o al cristianismo o al Islam. Un dato significativo es que Nigeria representa una quinta parte de la población de toda África. Es decir, que uno de cada cinco africanos es nigeriano. Por otro lado, tenemos muchos recursos, como el petróleo, mientras la población crece y se rejuvenece. El problema fundamental es que, hasta ahora, no ha habido un buen Gobierno que haya sabido canalizar todas sus posibilidades como gigante de África.

¿Es democrático?

        Ahora sí, concretamente desde el año 1999. Hasta entonces, todo habían sido dictaduras militares que se iban imponiendo tras sucesivos golpes de Estado. Esto ha sido, en buena parte, lo que ha dejado al país en la difícil situación en que se encuentra. Esta democracia actual ha heredado más de 25 años de totalitarismo destructor que llegó a institucionalizar la corrupción y el soborno. Está costando salir de este lastre, pero no hay más remedio que mirar adelante.

¿Cuál es la situación de la Iglesia católica en Nigeria?

        Los musulmanes, que son mayoritarios, siempre han tenido poder y control sobre el mundo político, económico y religioso. Esto ha hecho que la Iglesia católica sea, para los dirigentes islámicos, toda una amenaza. Por tanto, la ven como un enemigo a batir. Actualmente hay muchísimos conflictos que enfrentan a cristianos y musulmanes, especialmente en el norte, que es la parte de mayoría musulmana. Los estados de esta zona intentan erradicar todo lo que es el cristianismo. A través de sus sectas fundamentalistas, van provocando matanzas de creyentes, queman iglesias, expulsan a los cristianos del territorio y les obligan a seguir las leyes cristianas. Todo esto ocurre constantemente. Por tanto, ser católico y cristiano en el norte de Nigeria es muy heroico, porque el que cree en Jesús se juega la vida.

¿Y han muerto últimamente muchos cristianos?

        Sí, muchos. Aunque no tengo cifras exactas de los últimos meses, puedo asegurar que no hay ningún conflicto de éstos en el que no mueran al menos 500 cristianos. Aproximadamente se da esta cifra de víctimas cada tres meses, entre sacerdotes, laicos y religiosos o religiosas. Y es que el Gobierno no sólo no ayuda en nada a la Iglesia, sino que clausura obras como colegios, hospitales o capellanías y expulsa misioneros. Esto se ha dado, por ejemplo, en los últimos 25 años de dictadura militar. Lo peor es que ahora, aunque teóricamente Nigeria es una democracia, se sigue practicando esto desde los poderes públicos. Eso sí, se hace más en unos estados que en otros.

Nigeria ha sido noticia en todo el mundo, durante los últimos años, por la aplicación de la sharia o ley islámica en algunas zonas federadas. Todos nos acordamos de nombres como el de Amina Lawal, condenada a muerte por lapidación, acusada de adulterio, aunque afortunadamente no ejecutada. ¿Existen garantías de que esta norma no se aplique más?

        No lo tengo claro. De todas formas, se han parado muchas ejecuciones gracias la intervención de organizaciones como Amnistía Internacional o la Comunidad de San Egidio. Pero están produciéndose constantemente mutilaciones de dedos, manos y otros miembros, y esto no es da a conocer con tanta fuerza a nivel mundial. El Gobierno nigeriano siempre busca proteger sus intereses y, con este objetivo, vende su política como “respetuosa con los derechos humanos” cuando, por ejemplo, pide a algunos de los estados que no apliquen castigos crueles. Por cierto, se condena a muerte por adulterio, pero también por robo y otras causas. Son los estados de mayoría musulmana, los del norte, los que sacan adelante leyes que permiten estas penas tan duras. En el sur, donde la mayoría son cristianos, no se produce esta regulación. Y el Ejecutivo del país, como estos estados tienen mucha autonomía, a veces no puede impedir ciertas prácticas.

Por otro lado, sabemos que los anglicanos nigerianos envían misioneros a Canadá, porque parece que allí algunos creyentes de esta confesión cristiana se salen de su doctrina, que es próxima a la católica. ¿Siguen produciéndose estos movimientos?

        Sí. Se sigue haciendo, en primer lugar porque los cristianos, a pesar de toda la persecución islámica, sigue creciendo en Nigeria. Esto es muy interesante, porque se produce incluso en las zonas del norte con leyes discriminatorias y mayoría musulmana. Y ante una realidad así, la reacción de algunos dirigentes islamistas es como de rabia. De alguna manera, estamos como en los inicios de la Iglesia, cuando en Roma se pensaba que, si nos dejaban, nos íbamos a extender por todo el mundo. Existía la consigna de acabar con el cristianismo, y ahora la historia se repite. Gracias a los martirios, la Iglesia crece. Por ejemplo, en 10 años, los católicos nigerianos (la confesión de la que más puedo hablar) han pasado de ser el 8 por ciento al 13 actual. Han subido, pues, en 5 puntos. Y va a más.

¿Esto se traduce, por ejemplo, en más vocaciones sacerdotales y comunidades más numerosas?

        Efectivamente. Ahora tenemos 8 seminarios mayores en el país, cada uno con más de 300 seminaristas. El mío, donde estoy desde hace unos años, es el más grande, ya que acoge a unos 560 de una decena de diócesis. En total, Nigeria tiene 24 diócesis. Pero volviendo al tema de los anglicanos, puedo asegurar que esta Iglesia es más ortodoxa en mi país que en Canadá y el Reino Unido. Por eso se sienten en la obligación de ayudar a sus hermanos ‘desviados’ con el envío de misioneros.

¿Existe en Nigeria un trabajo ecuménico entre católicos, protestantes y ortodoxos?

        Sí. Hay diálogo entre cristianos, últimamente sobre todo como respuesta a lo que están haciendo los musulmanes fundamentalistas para erradicar el cristianismo. Podemos decir que no hay mal que por bien no venga. Tenemos que trabajar unidos, ya no sólo como católicos, metodistas o presbiterianos, por poner algunos ejemplos, sino como seguidores de Jesucristo atacados y perseguidos. Cuando se erigió una sede nueva en Abuja, muy cerca de Lagos y al norte, el Gobierno dio simultáneamente terreno y dinero a los musulmanes para construir una mezquita como centro nacional del Islam. Entonces nosotros presionamos y exigimos que se nos diese el mismo trato, al menos en proporción con la presencia de nuestra religión cristiana. Al final, conseguimos que se nos ayudase a construir un centro ecuménico. Tardó muchos años, pero llegó. Es una prueba de que, con la unión entre los cristianos, se consiguen muchas más cosas en Nigeria. El ecumenismo es algo real ahora en el país, frente a todo lo que se hace para eliminar lo que es el cristianismo.

¿Los cristianos nigerianos se consideran en guerra con el Islam?

        No. Eso no es así, a pesar de que lleguen a Europa, de vez en cuando, noticias sobre enfrentamientos armados entre ‘cristianos’ y ‘musulmanes’. No se trata de esto. Lo que pasa es algo muy similar a las cruzadas de la Edad Media. Nosotros, cuando las instituciones civiles del país no frenan al enemigo, tenemos que defendernos de la agresión y la persecución, porque hay gente que quiere eliminarnos. En definitiva, no se considera situación bélica, pero tampoco es cuestión de rendirse con facilidad. Los cristianos nunca atacan ni provocan. Los obispos siempre piden actitudes pacíficas.

Muchos nigerianos han emigrado a Europa. ¿Cómo viven?

        La mayoría muy mal, porque están en situación ilegal, no tienen papeles y no pueden acceder a puestos de trabajo en mínimas condiciones de dignidad. A pesar de todo, prefieren malvivir así que quedarse en un país donde no se les ofrece nada mejor. El Gobierno, que tiene el monopolio de todo, se queda con las riquezas del país. No llegan al pueblo. El 80 por ciento de los puestos de trabajo son de funcionarios públicos, que además están muy mal pagados. Es muy difícil mantener una familia de más de dos miembros, y la inmensa mayoría son numerosas. Esto favorece la emigración clandestina. Y los que están en Nigeria trabajan en muchos casos extorsionando o sobornando para sobrevivir, precisamente porque la administración no les da lo suficiente. Se sacrifica la ética para poder sobrevivir, en definitiva. Por eso en Nigeria un 60 por ciento de la población activa está en paro. Y es gente con títulos universitarios y oficios consolidados. La situación laboral y económica va de mal en peor.

Después de la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) hace ya medio año, ¿usted cree que el próximo Papa puede ser africano?

        Algún día tendrá que llegar. Un Papa africano daría un gran impulso a la Iglesia. Ya Juan Pablo II hizo mucho por África y es muy querido y recordado en el continente. Por ejemplo, en Nigeria recuerdan con cariño sus dos visitas. Además, fue un instrumento decisivo para el retorno de la democracia al país, porque él se entrevistó, en su segundo viaje, con el último dictador militar para pedirle que diese paso a un nuevo régimen. Y le hizo caso. En cualquier caso, África tiene muchos problemas y sigue siendo el gran olvidado del mundo. Un pontífice como el cardenal Joseph Arinze sería una gran esperanza, si es que se le plantea la posibilidad de llegar a un futuro cónclave en buenas condiciones de ser elegido. Es un gran pastor de gran espíritu ecuménico y con gran interés por el diálogo interreligioso, como ya se vio, en 1982, cuando Juan Pablo II fue a Nigeria. Él entonces era arzobispo de una diócesis del país, y muy pronto fue nombrado cardenal. Actualmente trabaja en la Curia romana y... Nunca se sabe. Arinze siempre ha sido muy fiel al Magisterio de la Iglesia y al Santo Padre. No tengo ninguna duda de que, si saliese elegido algún día, sería como lo que se decía de Wojtyla: progresista en lo social y conservador en lo moral. Creo que el mundo ya está preparado para tener pronto un Papa africano. Todo llegará.