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Yo fui el primer cardenal alemán que prometió fidelidad al Papa. Quería decirle: "Santo Padre, bienvenido a Colonia", pero estaba tan emocionado que no pude decir nada. Entonces, el Santo Padre me dijo: "Vengo a Colonia y me alegro de ir a Colonia". No necesité invitarlo. Se invitó él. Y lo encuentro correcto, porque es su Jornada Mundial de la Juventud, no la mía.
Por
supuesto. Conozco al Papa desde hace 35 años y somos amigos.
Cuando vi que con 78 años, a una edad en la que otros están
jubilados, él debía hacerse cargo de una misión
tan grande y lo hacía con tanto encanto e inteligencia, me
emocioné interiormente y las lágrimas surgieron. Soy
un hombre y no un aparato. Y un hombre con corazón puede llorar.
No lo sé (sonríe)
Tampoco lo sé (vuelve a sonreír)
Es inteligente como doce profesores y piadoso como un niño de primera comunión.
Significa que el Santo Padre es entre los teólogos como Mozart entre los músicos. Su teología es verdadera y es bonita. Es como la música de Mozart.
Sí, es su preferido.
Küng ha dicho cosas como teólogo católico que no son católicas. Atacó al Papa. Y el cardenal Ratzinger le aconsejó y le dio argumentos teológicos en contra. Y el Santo Padre debe seguir haciéndolo. Pero para nuestra Iglesia, el "caso Küng" ya está cerrado. Hay gente que confunde sus propios pajaritos con el Espíritu Santo, y esto es el caso de Küng.
¿Una
reconciliación? No lo sé. Lo espero. Pero Küng
se ha convertido en una figura muy marginal.
El Santo Padre viene a Colonia porque su antecesor invitó a los jóvenes a participar en Colonia en la XX Jornada Mundial de la Juventud. Esta jornada no es un acto de la Iglesia en Alemania, sino que es un acto del Papa. Es su Jornada Mundial de la Juventud. Este año se celebran bajo un tema concreto: la adoración de los Tres Reyes Magos a Jesús Cristo.
Está
casi todo listo. Los que están colaborando se encontraban en
esta ocasión en una situación muy difícil. No
sabíamos lo que pasaría con el Papa enfermo. ¿Qué
programa le podíamos ofrecer? Un gran programa, después
un programa pequeño, después un programa más
pequeño. Ahora podemos volver al programa grande original.
Siempre hemos estimado que unos 800.000. Pero creo que ahora, como vamos a contar con dos Papas uno en el cielo y otro en la tierra, seguro que vendrán un millón de jóvenes. Juan Pablo II fue el que invitó a los jóvenes a la Jornada Mundial de la Juventud. Al entierro del Pontífice acudieron a Roma cerca de cuatro millones de personas, muchos de ellos jóvenes. Y en el "Habemus Papam", el 80 por ciento eran jóvenes. Estoy convencido de que podremos contar con un millón de jóvenes. El cardenal Rouco me ha dicho que de España vendrán muchos, porque España no está lejos de Colonia. | |
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