La voz, las manos y la "sombra" de Juan Pablo II
Stanislaw Dziwisz, el hombre de confianza de Karol Wojtyla, lleva 40 años como su secretario personal.
2.03.05 La Razón
Un conocimiento de 40 años

        Ante la nueva crisis de salud del Papa, algunos monseñores y cardenales tratan de llenar el vacío dejado por esta nueva recaída del Santo Padre. Y se añade a ellos el poder discreto, pero definitivo, del secretario personal de Juan Pablo II y su "sombra" desde hace cuarenta años, el arzobispo polaco Stanislaw Dziwisz. De él dicen que es la voz del Papa, sus brazos y también su conciencia. El consejero más influyente. Conocido popularmente en la curia romana como Don Stanislaw, vive "pegado" al Papa las 24 horas del día durante los 365 días al año. Su misión: servir a Don Karol.

        Ha estado a la sombra de Karol Wojtyla desde hace casi 40 años. Es sacerdote y se llama Stanislaw Dziwisz. Es un personaje indispensable e influyente en el gobierno de la Iglesia. Es posiblemente la persona en la que más confía Juan Pablo II. Es la más cercana y la que pasa con el Papa las 24 horas del día. En los momentos en los que la enfermedad del Santo Padre se agrava duerme en la habitación contigua, pendiente y atento ante cualquier eventualidad. Ahora que la Iglesia católica debe adaptarse a un pontífice con dificultades para hablar, Don Stanislaw, como se le conoce popularmente en la curia romana, es su voz.

De vital importancia en el momento actual

        "Vice Papa". Al secretario privado de Juan Pablo II, considerado una suerte de "vice Papa", le basta comenzar una frase con las palabras "Su Santidad dice que..." para desplegar una enorme influencia. Oficialmente es Prefecto adjunto de la Casa Pontificia, Dziwisz, de 65 años, mantiene una relación de gran amistad, casi de camaradería con Juan Pablo II, a quien le gusta estar rodeado por personas con sentido del humor. Con el Papa enfermo y prácticamente mudo por la traqueotomía a la que fue sometido el pasado jueves tras una nueva crisis respiratoria, monseñor Stanislaw Dziwisz asume el papel de transmisor de sus deseos y opiniones papales. Su lealtad jamás ha sido puesta en duda y nunca ha sido acusado de tergiversar el pensamiento de Juan Pablo II. "Dziwisz es el mediador entre la Curia Romana (el gobierno central de la Iglesia) y el Papa", escribió hace poco La Stampa.

         En la última ceremonia para la proclamación de cardenales, en octubre del 2003, muchos esperaban que fuera hecho cardenal, pero con el título cardenalicio no podría servir al pontífice como lo ha hecho en tantos años. De todas formas, todavía hay quien sostiene que Don Stanislaw es el "cardenal in pectore" que mantiene el Papa en secreto. Fuera como fuera, monseñor Dziwisz es quien asiste día y noche al Papa en el hospital Gemelli y no suele hablar con la prensa. Se sabe que el sacerdote organiza la agenda del pontífice, acompaña en todos sus quehaceres al jefe de la Iglesia católica y cuenta con la ayuda de dos religiosas polacas además de otro secretario, el polaco Mieczyslaw Mokrzycki, de 38 años. Con él se reparte las tareas de asistencia al Santo Padre, quien se desplaza en silla de ruedas y debe ser sometido a numerosas terapias médicas.

Contadas aunque decisivas intervenciones

        En pocas ocasiones ha intervenido públicamente, aunque es conocido por ser afable con los periodistas que asisten a la visitas oficiales de mandatarios en el estudio del Papa en el Vaticano. En esas ocasiones suele regalar un rosario como recuerdo del momento a los corresponsales que asisten y los invita a saludar uno por uno al pontífice cuando la delegación no es muy numerosa.

        Secretario a los 25 años. Homenajeado en mayo del 2001 con el título de teólogo de la Universidad Católica de Lublin, originario de Cracovia, monseñor Dziwisz se convirtió en secretario del Papa a los 25 años, cuando Karol Wojtyla era arzobispo de esa ciudad, en los años 1970. Acompañó a Juan Pablo II en todos sus viajes por el mundo y reside en el mismo piso donde están los apartamentos del Papa en el palacio apostólico. Fue la persona que decidió internarlo urgentemente en el policlínico Gemelli en mayo de 1981 cuando el pontífice agonizaba tras ser alcanzado por los disparos del turco Alí Agca.